Prisma

No busquéis aquí, verdad, razón o deducción alguna.

A otros la enseñanza. A esas enormes cabezas cuadradas, pensantes y rumi-pensantes que hacen de la verde yerba campera un bolo alimenticio.

Ellos dicen: «mucho de lo que crees hermoso, no es sino cieno».

No tengo aptitudes de máquina para transformar bellezas en utilidades, y si algo hay de verdad en mis escritos, culpa mía no es.

El prisma recibe luz e, inconsciente, rompe transparencia en siete colores.

---------------------------------------------------------------

Buenos Aires, 1914.

Collection: 
1906

More from Poet

  •  
    Tango sévère et triste.

    Tango de menace.

    Tango où chaque note tombe lourde, et comme à regret, sous la main bien plutôt faîte pour serrer le manche d’un couteau.

    Tango tragique, dont la mélodie joue sur un thème de combat.

    Rythme lent, harmonie compliquée de...

  • Xanto era difícil. En vano los adoradores volcaban copas de amor sobre la frígida blancura de su belleza.

    Nadie supo tocarla, ninguno fue capaz de romper el desprecio que escondía en corteses indiferencias.

    En vano hicieron prodigios de ingenio, nunca la emoción irisó su cutis de...

  • Asimilar horizontes. ¿Qué importa si el mundo es plano o redondo?

    Imaginarse como disgregado en la atmósfera, que lo abraza todo. Crear visiones de lugares venideros y saber que siempre serán lejanos, inalcanzables como todo ideal.

    Huir lo viejo.

    Mirar el filo, que corta una...

  • Buenos Aires. Calle Santa Fe en el 900. Diciembre. La casa abierta, respirando noche, todo apagado dentro.

    Cielo, implacablemente estrellado, cuyo azul de zafiro australiano se aleja, por obra del aturdimiento luminoso que mandan a los ojos los focos eléctricos.

    De tiempo en tiempo...

  • A los que blasfemaron contra el sol; condensador de la tierra. Padre nuestro, generador, que va por las alturas rigiendo fuerzas.

    A los que renegaron de S. M. acompasadora de metodizaciones astrales. Culminador por excelencia.

    A los pequeños que te temen. ¡Oh supersideral!

    Y...