• Sentado sobre los muertos
    que se han callado en dos meses,
    beso zapatos vacíos
    y empuño rabiosamente
    la mano del corazón
    y el alma que lo mantiene.

    Que mi voz suba a los montes
    y baje a la tierra y truene,
    eso pide mi garganta
    desde ahora y desde siempre.

    Acércate a mi clamor,
    pueblo de mi misma leche,
    árbol que con tus...

  • Fuérame dado remontar el río
    de los años, y en una reconquista
    feliz de mi ignorancia, ser de nuevo
    la frente limpia y bárbara del niño...

    Volver a ser el arrebol, y el húmedo
    pétalo, y la llorosa y pulcra infancia
    que deja el baño para secarse al sol...
    Entonces, con instinto maternal,
    me subirías al regazo, para
    interrogarme, Amor, si...

  • Es el bardo que dijo en romance galano
    la legendaria historia del paladín audaz
    que a las moriscas gentes abatió con su mano
    que fue timbre y orgullo del valor castellano,
    que de vencer a un mundo, se dijera capaz.

    El que al pie de la reja de tu ventana gótica.
    entona la vibrante, y amorosa canción,
    que en su pecho ha nacido, como una flor erótica...

  • En mis suenos de amor ¡yo soy serpiente!
    gliso y ondulo como una corriente;
    dos pildoras de insommnio y de hipnotismo
    son mis ojos; la punta del encanto
    es mi lengua...¡y atraigo como el llanto!
    soy un pomo de abismo.

    Mi cuerpo es una cinta de delicia,
    glisa y ondula como una caricia...

    Y en mis suenos de odio ¡soy serpiente!
    mi lengua...

  • Aquella noche de setiembre, fuiste
    tan buena para mí... hasta dolerme!
    Yo no sé lo demás; y para eso,
    no debiste ser buena, no debiste.

    Aquella noche sollozaste al verme
    hermético y tirano, enfermo y triste.
    Yo no sé lo demás.. . y para eso
    yo no sé por qué fui triste..., tan triste...!

    Sólo esa noche de setiembre dulce,
    tuve a tus ojos...

  • Señora hay demasiados pájaros
    En vuestro piano
    Que atrae el otoño sobre una selva
    Espesa de nervios palpitantes y libélulas

    Los árboles en arpegios insospechados
    A veces pierden la orientación del globo

    Señora lo soporto todo. Sin cloroformo
    Desciendo al fondo del alba
    El ruiseñor rey de setiembre me informa
    Que la noche se deja caer...

  • A Doña Sylla da Silva

    Si de estas cuerdas mías, de tonos más que rudos,
    te resultan en ásperos sus rendidos saludos,
    y quieres blandos ritmos de credos idealistas,
    aguarda delicados poetas modernistas

    que alabarán en oro tus posibles desdenes,
    coronando de antorchas tus olímpicas sienes,
    devotos de la blanca lis de tu aristocracia,
    con que...

  • 10 de noviembre de 1919
    (Granada)

    Yo pronuncio tu nombre
    En las noches oscuras
    Cuando vienen los astros
    A beber en la luna
    Y duermen los ramajes
    De las frondas ocultas.
    Y yo me siento hueco
    De pasión y de música.
    Loco reloj que canta
    Muertas horas...

  • Amiga que te vas:
    quizá no te vea más.

    Ante la luz de tu alma y de tu tez
    fui tan maravillosamente casto
    cual si me embalsamara la vejez.

    Y no tuve otro arte
    que el de quererte para aconsejarte.

    Si soltera agonizas,
    irán a visitarte mis cenizas.

    Porque ha de llegar un ventarrón
    color de tinta, abriendo tu balcón.
    Déjalo que...

  • Azules tus ojos. Azules y largos, como un deseo perezoso, cuando el cansancio pesa en tus párpados caídos.

    ¡Así!..., en el arrobo conventual de una mirada, quisiera reposar mi alma entre la sombra blanda que amontonan tus pestañas.

    Mientras los postigos de nuestro cuarto se ribetean de sol.


    «La Porteña», 1914.