Miguel Hernández

  • ¿Quién te verá, ciudad de manzanilla,
    amorosa ciudad, la ciudad más esbelta,
    que encima de una torre llevas puesto: Sevilla?

    Dolor a rienda suelta:
    la ciudad de cristal se empaña, cruje.
    Un tormentoso toro da una vuelta
    al horizonte y al silencio, y muge....

  • Vientos del pueblo me llevan,
    vientos del pueblo me arrastran,
    me esparcen el corazón
    y me aventan la garganta.

    Los bueyes doblan la frente,
    impotentemente mansa,
    delante de los castigos:
    los leones la levantan
    y al mismo tiempo castigan
    con...

  • Soneto final

    Por desplumar arcángeles glaciales,
    la nevada lilial de esbeltos dientes
    es condenada al llanto de las fuentes
    y al desconsuelo de los manantiales.

    Por difundir su alma en los metales,
    por dar el fuego al hierro sus orientes,
    al...

  • Sentado sobre los muertos
    que se han callado en dos meses,
    beso zapatos vacíos
    y empuño rabiosamente
    la mano del corazón
    y el alma que lo mantiene.

    Que mi voz suba a los montes
    y baje a la tierra y truene,
    eso pide mi garganta
    desde ahora y...

  • I

    Naciones de la tierra, patrias del mar, hermanos
    del mundo y de la nada:
    habitantes perdidos y lejanos
    más que del corazón, de la mirada.

    Aquí tengo una voz enardecida,
    aquí tengo un vida combatida y airada,
    aquí tengo un rumor, aquí tengo una...

  • No sé qué sepultada artillería
    dispara desde abajo los claveles,
    ni qué caballería
    cruza tronando y hace que huelan los laureles.

    Sementales corceles,
    toros emocionados,
    como una fundición de bronce y hierro,
    surgen tras una crin de todos lados,
    ...

  • Moriré como el pájaro: cantando,
    penetrado de pluma y entereza,
    sobre la duradera claridad de las cosas.
    Cantando ha de cogerme el hoyo blando,
    tendida el alma, vuelta la cabeza
    hacia las hermosuras más hermosas.

    Una mujer que es una estepa sola
    ...

  • Caídos sí, no muertos, ya postrados titanes,
    están los hombres de resuelto pecho
    sobre las más gloriosas sepulturas:
    las eras de las hierbas y los panes,
    el frondoso barbecho,
    las trincheras oscuras.

    Siempre serán famosas
    estas sangres cubiertas de...

  • Hombres veo que de hombres
    sólo tienen, sólo gastan
    el parecer y el cigarro,
    el pantalón y la barba.

    En el corazón son liebres,
    gallinas en las entrañas,
    galgos de rápido vientre,
    que en épocas de paz ladran
    y en épocas de cañones
    ...

  • Los quince y los dieciocho,
    los dieciocho y los veinte...
    Me voy a cumplir los años
    al fuego que me requiere,
    y si resuena mi hora
    antes de los doce meses,
    los cumpliré bajo tierra.
    Yo trato que de mí queden
    una memoria de sol
    y un sonido de...