TÚ Eras alegre, bella y discreta; y cuantas veces en los salones aparecías, linda y coqueta, ¿Quién sabe, niña, los corazones que tú rendías? Cuando, perdidos entre las olas del baile inquieto, yo me encontraba contigo a solas, con la apagada voz del secreto te repetía junto al oído tiernas palabras de poesía, que tú habrás dado, niña, al olvido. De esas que fueron mis ilusiones, niña, ¿qué resta? Fueron instantes que huyeron bellos, cual de la orquesta los dulces sones, como las flores de tus cabellos, como las luces de aquella fiesta ¿Quién piensa en ellos? Hoy, cuando pasas tú por mi lado y hasta los míos alzas los ojos, ni tú recuerdas a quien te ha amado, ni yo en mí siento duelos o enojos. Humo a los vientos, rosas de un día, fueron, oh niña, tus juramentos y mis palabras de poesía. ELLA Era una niña modesta y bella. Pasó a mi lado como una estrella, como un perfume, sin dejar rastro, sin dejar huella. ¿quién los misterios saber presume que guarda el alma? La vi tan sólo la vez aquélla, y aun este tedio que me consume cede y se calma pensando en ella.
Ella y tú
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Comenzaba el otoño. El sol caía como broquel de fuego tras la espalda del áspera montaña. Una alquería blanca, del cerro en la aromosa falda, era mi albergue, que ceñían en torno un huerto al pie y dos parras por guirnalda. Los que engendró en la fiebre del bochorno agrios frutos la tierra, eran...
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Como naves ancladas del ancho puerto en el seguro asilo cuando en el mar la tempestad arrecia, en tu golfo tranquilo duermen las islas Jónicas, oh Grecia. Cual cisne de albas plumas sobre el azul del lago, coronada de brumas, Chío levanta su contorno vago, del mar entre las cándidas espumas....
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¡De Ovidio los dulces versos qué tristes lecciones guardan! Cuando la tarde las sombras prolonga de las montañas, yo, al pie de los viejos olmos que el arroyo copia y baña, leí de Orfeo y de Eurídice, meditabundo la fábula. Al hondo averno desciende el bello cantor de Tracia, diciendo al son de...