Medardo Ángel Silva

  • Al espíritu de Arturo Borja

    Hermano, que a la diestra del padre Verlaine moras
    y por siglos contemplas las eternas auroras
    y la gloria del Paracleto,
    un mensaje doliente mi cítara te envía,
    en el cuello...

  • Apolinada a las voces lejanas
    de la siringa del fauno sonoro
    ponen oído las musas hermanas
    en el dormido crepúsculo de oro.

    Un manantial melodioso de lloro
    tiembla en la flauta de risas paganas,
    Apolonida a las voces lejanas
    de la siringa del fauno...

  • En province, dans la largueur matutinale
    G. RODENBACK

        Dulzuras maternales de la hora matutina...
    bajo cielos que evocan los caprichos de Goya,
    mueven los frescos árboles su ropa esmeraldina
    que el sol de...

  • Infinito deseo de alas,
    continuas nostalgias de vuelo:
    corazón mío que te exhalas
    como grano de mirra al cielo.

    Beso, rosa, mujer y lira:
    ya sé la vanidad de todo;
    sé de la sierpe que conspira
    contra la estrella, desde el lodo;

    de la penumbra en...

  • A los que hemos mirado –en una noche horrenda–
    a nuestra cabecera la faz de la Ignorancia,
    puesto que comprendimos, se nos cayó la venda
    y tenemos la ciencia de la sonrisa helada.

    Y vimos –presentimos más– la cosa estupenda
    y la tiniebla en que se hundirá nuestra...

  • Con nuestras propias manos temblorosas
    tejemos nuestro bien y nuestro mal;
    ¡y deshojamos nuestras propias rosas
    como en un juego trágico y banal...!

    Y depués, al mirar el alma pobre,
    es la angustia y desesperación
    de ver trocado en monedas de cobre
    todo...

  • Con nuestras propias manos temblorosas
    tejemos nuestro bien y nuestro mal;
    ¡y deshojamos nuestras propias rosas
    como en un juego trágico y banal...!

    Y depués, al mirar el alma pobre,
    es la angustia y desesperación
    de ver trocado en monedas de cobre
    todo...

  •    I
    Oh Deidad impasible por quien blasfemo y oro:
    tu alma es como un palacio de mármol, bello y frío,
    con plafones de cedros y altivas puertas de oro,
    solemne y armonioso, como un templo vacío.

    En diáfanos ponientes hay la gracia de un vuelo,
    de leves...

  • Y vuelves —brisa, nube, flor y trino—
    para mi corazón que nada espera,
    a mis rotos palacios de quimera
    sepultos en la arena del camino.

    El dulzor de la extinta primavera
    guarda mi corazón —vaso divino—,
    como el rosado caracol marino
    guarda el eco del...

  • Tu juventud de música, de fragancia y de trino,
    huele a magnolias húmedas, a mojada reseda...
    Es un olor carnal y espiritual, un fino
    olor que llevo en mí sin que olvidarlo pueda.

    De tu blancura me habla el lucero divino,
    el ruiseñor conoce tu voz y la remeda,...