Medardo Ángel Silva

  • Encerré mi dolor en la celda
    más secreta y oscura de mi alma;
    y, avizor centinela, a su puerta
    mi orgullo velaba.

    Salí... De mi huésped ninguno
    sospechó tras mi irónica máscara;
    mas te vi: y al instante el recluso
    escapóseme en lágrimas.

  • Los húmedos myosotis de tus ojos
    sugieren claros lienzos primitivos
    con arcángeles músicos de hinojos
    y santas de los góticos motivos.

    Copiaron esos místicos sonrojos
    los ingenuos maestros primitivos
    y dieron los myosotis de tus ojos
    a sus Evangelistas...

  •     Inmóvil duerme el agua del estanque aceituna
    bajo las melodiosas cúpulas florecidas,
    y, como Ofelia en Hamlet, va el cuerpo de la luna,
    inerte, sobre el lecho de las ondas dormidas...

         Las dos... soñando en Ella, por la avenida voy...
    mis brazos la...

  • ¡De nuevo son las rosas de Octubre, Otoño mío...!
    Han escondido el sol en una cueva obscura...
    y los pálidos dedos del inmortal Hastío
    estrujan –rosa seca– mi pasada ventura.

    ¡Lacerante recuerdo de la extinta dulzura
    que torna vanamente al corazón vacío...!
    ...

  • Dime —¿qué filtro da tu boca
    en su divino beso cruento,
    que hace vibrar mi carne loca
    como a la débil hoja el viento?

    ¿Con qué fórmula cabalística
    mis penas rindes dulcemente,
    cual la celeste Rosa Mística
    hace inclinar a la serpiente?

    Di —¿dónde...

  • Es el bardo que dijo en romance galano
    la legendaria historia del paladín audaz
    que a las moriscas gentes abatió con su mano
    que fue timbre y orgullo del valor castellano,
    que de vencer a un mundo, se dijera capaz.

    El que al pie de la reja de tu ventana gótica....

  • Se va con algo mío la tarde que se aleja;
    mi dolor de vivir es un dolor de amar;
    y al son de la garúa, en la antigua calleja,
    me invade un infinito deseo de llorar.

    Que son cosas de niño, me dices; quién me diera
    tener una perenne inconsciencia infantil;
    ser...

  • A don Remigio Crespo Toral,
    en su coronación

    Desde la ebúrnea torre donde, como el latino
    artífice, cincelo mi verso diamantino
    —miel para la famélica jauría—,
    pongo mi lira acorde al melodioso...

  • Bailas: grácil y fino, sobre la alfombra,
    tu cuerpo adolescente rápido rueda;
    y el alma siente anhelos de ser tu sombra
    para morir besando tu pie de seda.

    Lo rojo de tu veste la muerte incita
    y el beso que en tus labios suspenso queda
    roba el aire oloroso que...

  • Cálido estío de tus grandes ojos.
    Negras flores, en selvas encantadas,
    que abre la reina de los claros ojos,
    el alba de las manos sonrosadas.

    Lámpara astral de tus miradas puras.
    Pálida luz de sol convaleciente
    que cuida, bajo sus dos alas puras,
    un...