Manuel Acuña

  • Cuando a su nido vuela el ave pasajera
    a quien amparo disteis, abrigo y amistad
    es justo que os dirija su cántiga postrera,
    antes que triste deje, vuestra natal ciudad.

    Al pájaro viajero que abandonó su nido
    le disteis un abrigo, calmando su inquietud;
    ¡oh!...

  • Esa noche, ardiendo el pueblo
    de animación y entusiasmo
    bajo el influjo sublime
    de tu genio soberano,
    todo era bravos y dianas,
    todo era vivas y aplausos,
    todo cariño en los ojos
    todo cariño en los labios,
    y todo flores, laureles,
    admiración...

  • I

    Medio oculta entre la selva
    como un nido entre las ramas,
    y medio hundido en el fondo
    tranquilo de una cañada,
    allá por aquellos tiempos
    hubo en Landín una casa
    que no por ser tan sencilla
    ni de un fecha tan larga,
    era menos pintoresca,...

  • ¡Y bien! aquí estás ya... sobre la plancha
    donde el gran horizonte de la ciencia
    la extensión de sus límites ensancha.

    Aquí donde la rígida experiencia
    viene a dictar las leyes superiores
    a que está sometida la existencia.

    Aquí donde derrama sus fulgores...

  • ¡Amar a una mujer, sentir su aliento,
    y escuchar a su lado
    lo dulce y armonioso de su acento;
    tener su boca a nuestra boca unida
    y su cuello en el nuestro reclinado,
    es el placer mas grato de la vida,
    el goce mas profundo
    que puede disfrutarse sobre el...

  • Para Angela Peralta

    Hubo una selva y un nido
    y en ese nido un jilguero
    que alegre y estremecido,
    tras de un ensueño querido
    cruzó por el mundo entero.

    Que de su paso en las huellas
    sembró sus notas mejores,
    y que recogió...

  • Pues que del destino en pos
    débil contra su cadena,
    frente al deber que lo ordena
    tengo que decirte adiós;

    Antes que mi boca se abra
    para dar paso a este acento,
    la voz de mi sentimiento
    quiere hablarte una palabra.

    Que muy bien pudiera ser...

  • Después de que el destino
    me ha hundido en las congojas
    del árbol que se muere
    crujiendo de dolor,
    truncando una por una
    las flores y las hojas
    que al beso de los cielos
    brotaron de mi amor.

    Después de que mis ramas
    se han roto bajo el peso...

  • Ante el recuerdo bendito
    de aquella noche sagrada
    en que la patria aherrojada
    rompió al fin su esclavitud;
    ante la dulce memoria
    de aquella hora y de aquel día,
    yo siento que en el alma mía
    canta algo como un láud.

    Yo siento que brota en flores...

  • Si supieras, niña ingrata,
    lo que mi pecho te adora;
    si supieras que me mata
    la pasión que por ti abrigo;
    tal vez, niña encantadora,
    no fueras tan cruel conmigo.

    Si supieras que del alma
    con tu desdén ha volado
    fugaz y triste la calma,
    y que...