Pues que del destino en pos débil contra su cadena, frente al deber que lo ordena tengo que decirte adiós; Antes que mi boca se abra para dar paso a este acento, la voz de mi sentimiento quiere hablarte una palabra. Que muy bien pudiera ser que cuando de aquí me aleje, al decirte adiós, te deje para no volverte a ver. Y así entre el mal con que lucho y que en el dolor me abisma, quiero decirte yo misma, sepas que te quiero mucho. Que enamorada de ti desde antes de conocerte, yo vine sólo por verte, y al verte te puse aquí. Que mi alma reconocida te adora con loco empeño, porque tu amor era el sueño más hermoso de mi vida. Que del libro de mi historia te dejo la hoja más bella, porque en esa hoja destella tu gloria más que mi gloria. Que soñaba en no dejarte sino hasta el postrer momento, partiendo mi pensamiento entre tu amor y el del arte. Y que hoy ante esa ilusión que se borra y se deshace, siento ¡ay de mí! que se hace pedazos mi corazón... Tal vez ya nunca en mi anhelo podré endulzar mi tristeza con ver sobre mi cabeza el esplendor de tu cielo. Tal vez ya nunca a mi oído resonará en la mañana, la voz del ave temprana que canta desde su nido. Y tal vez en los amores con que te adoro y admiro estas flores que hoy aspiro serán las últimas flores... Pero si afectos tan tiernos quiere el destino que deje, y que me aparte y me aleje para no volver a vernos; Bajo la luz de este día de encanto inefable y puro al darte mi adiós te juro, ¡oh dulce México mío! Que si él con sus fuerzas trunca todos los humanos lazos, te arrancará de mis brazos ¡pero de mi pecho, nunca!
Adiós a México
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perdiéndose después rauda y ligera
de la enramada entre el follaje espeso... -
¡Sin lágrimas, sin quejas,
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cumplamos hasta lo último. . . la suerte
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Sin lágrimas... las lágrimas no pueden
devolver...