José María Heredia

  • Belleza de dolor, en quien pensaba
    fijar mi corazón, y hallar ventura,
    adiós te digo, ¡adiós! Cuando miraba
    respirar en tu frente calma y pura
    el ingenio candor, y en tu sonrisa
    y en tus ojos afables
    brillar la inteligencia y la ternura,
    necio me aluciné...

  • ¡Oh! Cuán puro y sereno
    despunta el Sol en el dichoso día
    que te miró nacer, ¡Esposa mía!
    Heme de amor y de ventura lleno.

    Puerto de las borrascas de mi vida,
    objeto de mi amor y mi tesoro,
    con qué afectuosa devoción te adoro,
    ¡y te consagro mi alma...

  • Es media noche: vaporosa calma
    y silencio profundo
    el sueño vierte al fatigado mundo,
    y yo velo por ti, mi dulce amante.
    ¡ En qué delicia el alma
    enajena tu plácida memoria!
    Único bien y gloria

    Del corazón más fino y más constante,
    ¡Cuál te...

  • Vuelve a mis brazos, deliciosa Lira,
    en que de la beldad y los amores
    el hechizo canté. Sobrado tiempo
    de angustias y dolores
    el eco flébil fuera
    mi quebrantada voz. ¿Cómo pudiera
    no calmar mi agonía
    este brillante día
    que a Lola vio nacer? ¡Cuán...

  • Dulce hermosura, de los cielos hija,
    don que los dioses a la tierra hicieron,
    oye benigna de mi tierno labio
    cántico puro.

    La grata risa de tu linda boca
    es muy más dulce que la miel hiblea:
    tu rostro tiñe con clavel y rosas
    cándido lirio.

    Bien...

  • Estrella de la tarde silenciosa,
    luz apacible y pura
    de esperanza y amor, salud te digo.
    en el mar de Occidente ya reposa
    la vasta frente el sol, y tú en la altura
    del firmamento solitaria reinas.
    ya la noche sombría
    quiere tender en diamantado...

  • Desde el suelo fatal de su destierro
    tu triste amigo, Emilia deliciosa,
    te dirige su voz; su voz que un día
    en los campos de Cuba florecientes
    virtud, amor y plácida esperanza
    cantó felice, de tu bello labio
    mereciendo sonrisa aprobadora,
    que satisfizo...

  • ¡Feliz, Elpino, el que jamás conoce
    otro cielo ni sol que el de su patria!
    ¡Ay, si ventura tal contar pudiera...!

    Tú, empero, partes, y a la dulce patria
    tornas... ¡Dado me fuera
    tus pisadas seguir! ¡Oh! ¡cuán gozoso
    tu triste amigo oyera
    el ronco son...