• Cuando empieza el mundo
    a gozar quietud:
    en aquellas horas
    en que incierta luz
    viste mar y tierra
    aire y cielo azul,
    y no es ya de día
    ni de noche aún:
    yo, triste viajero
    que de Norte a Sur
    y de Oriente a Ocaso
    lleva su inquietud,
    como el que a andar siempre
    condenó Jesús,
    que sólo me veo,
    solo con mi...

  • ¡Cuánto ya del destino me quejaba!
    Y ¡ay triste! no sabía
    ¡que su saña crüel me condenaba
    a ser más desdichado todavía!
    Entre males sin cuento
    sólo un bien me restaba, una ventura:
    isla risueña, solitario puerto
    en el inmenso mar de mi amargura:
    fresco oasis de flores y verdura
    de mi vida en el árido desierto:
    y eras tú, madre mía,...

  • Como en la dura guerra
    del océano y huracán tonante,
    recuerda el navegante
    el quieto asilo de la dulce tierra;
    tal yo, madre querida,
    sola dulzura de mi triste vida,
    en este mar tempestüoso, inmenso
    de tedio y amargura,
    me vuelvo a ti y en tu cariño pienso,
    como en puerto de amor y de ventura.
    Y cuando más la pena me castiga,
    t...

  • Un año, un año ¡oh dulce madre mía!
    que lejos estoy ya de tu presencia,
    desde aquí bendiciendo tu existencia,
    tus caricias, tus besos y tu amor;
    y ante el cielo pidiéndole de hinojos,
    que la apacible luz de tu mirada
    siempre irradie en mi frente deshojada
    su puro y cariñoso resplandor.

    Si el aliento febril de mis pasiones
    quemó la flor...

  • YO sé que te deleitas escuchando
    Los sentidos acordes de mi lira,
    Y de mis versos el acento blando
    Tiernos deleites á tu pecho inspira.

    Yo sé que me comprendes y me amas,
    Yo sé que vives para mí gozosa,
    Y en noble orgullo maternal te inflamas,
    Y te contemplas con mi amor dichosa.

    Estática me miras, y en tus ojos
    Bebo de puro amor vivo...

  • Oh sol de mi niñez, madre querida,
    que te ocultas en nubes de pesares,
    los ecos de mi alma entristecida
    lleve hacia ti la brisa de los mares.

    No muevo el arpa a melodioso canto
    por seguir el fantasma de la gloria,
    cada son es la gota de este llanto
    que consagro a tu plácida memoria.

    Si lleno de pesar mi triste pecho
    su llanto no...

  • Amor inmenso, sin igual, profundo,
    amor bendito que en el alma siento,
    a quien le rinde adoración el mundo,
    presta a mi lira tu celeste acento.

    Presta a mi lira enlutecida y triste
    el suave aroma que de ti se exhala,
    que ha tu recuerdo el corazón se viste
    para cantarte de vistosa gala.

    Amor del alma, sentimiento santo,
    blanca,...

  • Cuando duerme una madre junto al niño
    duerme el niño dos veces;
    cuando duermo soñando en tu cariño
    mi eterno ensueño meces.

    Tu eterna imagen llevo de conducho
    para el viaje postrero;
    desde que en ti nací, una voz escucho
    que afirma lo que espero.

    Quien así quiso y así fue querido
    nació para la vida;
    sólo pierde la vida su sentido...

  • Irme, quiero, madre,
    a aquella galera,
    con el marinero
    a ser marinera.
    Madre, si me fuere
    do quiera que voy,
    no lo quiero yo,
    que el Amor lo quiere.
    Aquel niño fiero,
    hace que me muera,
    por un marinero,
    a ser marinera.
    El que todo puede
    madre no podrá,
    pues el alma va,
    que el cuerpo se quede.
    ...

  • Tairai-je ces enfants de la rive africaine
    Qui cultivent pour nous la terre américaine?
    Différents de couleurs, ils ont les memes droits,
    Vous memes, contre vous, les armez de vos lois!

    (Delille, Poema La Desgracia y la Piedad, canto 1º).

    ...