• ¿Ves cual brilla a lo lejos, oh Ermitaño,
    la antorcha hospitalaria,
    que alumbra estos lugares del engaño,
    y reina en la espesura solitaria?
    Pues ven, guía mis pasos mal seguros,
    y a la clara lumbrera
    dirijámonos ambos; esos muros
    nos ofrecen morada placentera.
    «La juventud es siempre confiada,
    y falta de experiencia,
    (responde el...

  • (Música de Romagnesi.)

    Ese ingrato que tanto quieres
    imita al fin tu ligereza;
    él te abandona, y tú prefieres
    su veleidad a mi firmeza.
    ¡Ay! El que te hace así penar
    no merece, no, tu ternura;
    a mí, que adoro tu hermosura,
    vuélveme a amar, vuélveme a amar.

    Amable Rosa, ¿por qué lloras?
    Ese cruel que te entristece,...

  • El orgulloso roble cierto día
    a la flexible caña así decía:
    ¡cuán injusto contigo me parece
    el padre de los dioses! ¡Pobre arbusto!
    Un régulo ligero te estremece,
    y te dobla a su gusto.
    Al impulso de Céfiro impotente
    inclinas sin defensa humilde frente:
    yo, no sólo detengo sin trabajo
    del sol molestos rayos, mas el viento
    ...

  • Caballito, caballito,
    el de la cola rizada,
    hoy me dijo el capitán
    que me puedo ir a mi casa.
    Hace ya más de ocho años
    que no duermo en buena cama,
    que vivo sin padre y madre,
    sin hermanos, sin hermanas,
    que no tengo quien me cosa,
    ni quien me diga: ¿qué extrañas?
    Ya se acaban mis trabajos...
    a Dios, caballo del alma...

  • Todas al baile se entregan,
    todas ríen de contento,
    y la música festiva
    hace palpitar los pechos.
    Muchachas de quince abriles,
    no dejéis huir el tiempo
    sin robarle dulces ratos...
    Mirad que no vuelve luego.
    -Ah, Rosa, canta conmigo;
    ven, que después bailaremos.
    -Y cantan las dos muchachas
    sin compás, mas con empeño....

  • En torno del albergue de mis padres
    rueda la noche en curso tenebroso,
    y ni la brisa gime, ni del cielo
    llueve un rayo de luz sobre mis ojos;
    sólo si escucho el eco prolongado
    de la triste campana me repite
    que el tiempo de mi vida está contado.

    ¡Hora de paz!... Bastante el sol del día
    bañó de fuego el alma... ¡Ah! Ya me pesa
    ...

  • ¿Por qué, Corina, has engañado
    con tu candor mi tierno pecho?
    De ti yo estaba satisfecho...
    El encanto se ha disipado.
    ¡Con qué dulzura la esperanza
    me ha consolado en mi dolor!
    ¡Ah! Me engañó la semejanza
    de la amistad y del amor.

    Cuando a mirarte yo acertaba
    tú con placer te sonreías,
    y algunas veces conocías
    ...

  • Dicen que enamorado de una gata
    estaba allá en el Asia un europeo:
    (Cuando de amor se trata
    tanto cuanto me cuentan tanto creo.)
    Y como suele siempre quien bien ama
    de su bella a los usos conformarse,
    se cuenta del tal hombre que por Brama
    de su dios y su ley quiso apartarse.
    Hecho Brahmín, creía ciegamente
    cuanto de Metempsícosis...

  • María amaba al mísero Fileno
    como una virgen tierna y solitaria;
    por vez primera rinde su albedrío
    al tiránico amor que la avasalla.

    En su palacio triste y silencioso
    ningún acento dulce resonara,
    hasta que los decretos de la suerte
    al trovador Fileno allí llevaran.

    Joven y tierno, bello y misterioso,
    los ojos azulados contemplaba...

  • Cada vez que sin conmoverte
    mi tierno llanto ves correr,
    deplorando mi triste suerte
    me ofrezco no volverte a ver.
    Pero si acaso una sonrisa
    llego en tu boca a descubrir,
    lloro, suspiro, mi Luisa,
    y aquí a tus pies juro morir.

    Cuando el requiebro de otro amante
    veo que escuchas con placer,
    acusándote de inconstante,...