• Como a un ángel que afeitan, vivo siempre sentado,
    empuñando algún vaso de profundas estrías;
    doblado el hipogastrio, miro cómo han zarpado
    del puerto de mi pipa tenues escampavías...

    Cual cálida inmundicia que un palomar ha hollado,
    me abrasan dulcemente múltiples fantasías
    y es mi corazón triste, árbol ensangrentado
    por las jaldes resinas doradas y...

  • Infante-Dios: el pálido bardo meditabundo
    canta el advenimiento del divino tesoro,
    y, ante quien da su vida al corazón del mundo,
    ofrenda su plegaria -su mirra, incienso y oro-.

    No por el que celebra la gloria de tu pascua
    entre rubios hervores de cálido champaña,
    ni por el alma frívola, ni por la boca de ascua
    en que el sofisma teje sutil hebra de...

  • ¡Señor, tenme piedad, aunque a ti clame
    sin fe! ¡perdona que te niegue o riña
    y el ara tienda con bochorno infame!

    Vuelvo al antiguo altar. ¡No en vano ciña
    guirnaldas a un león y desparrame
    riego que pueda prosperar tu viña!

    ¡Líbrame por merced, como te plugo
    a Bautista y Apóstol en Judea,
    ya que no me suicido ni me fugo!

    ¡Inclínate al...

  • Oración traducida del Latín

    Ante tus ojos benditos
    Las culpas manifestamos,
    Y las heridas mostramos,
    Que hicieron nuestros delitos.

    Si el mal, que hemos cometido,
    Viene a ser considerado,
    Menor es lo tolerado,
    Mayor es lo merecido.

    La conciencia nos condena,
    No hallando en ella disculpa,
    Que respecto de la...

  • ¡De Ovidio los dulces versos
    qué tristes lecciones guardan!

    Cuando la tarde las sombras
    prolonga de las montañas,
    yo, al pie de los viejos olmos
    que el arroyo copia y baña,
    leí de Orfeo y de Eurídice,
    meditabundo la fábula.

    Al hondo averno desciende
    el bello cantor de Tracia,
    diciendo al son de la lira
    las concertadas palabras...

  • Yo no trocaría, esclava,
    mi tez por tu tez morena,
    ni tus ojos de acebache
    Con mis ojos de Gazela,
    Ni los blondos rizos mios
    Por tu negra cabellera,
    Ni mis ricos borceguies
    por tu menuda chinela,
    Ni las decenas de aljófar
    con que tu cuello rodeas
    Por las sartas con que el mio
    Cubren de coral y perlas:

    No trocaria,...

  • Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario.
    Girando en torno a la torre y al caserón solitario,
    ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,
    de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.
    Es una tibia mañana.
    El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.
    Pasados los verdes pinos,
    casi azules,...

  • ¡Primavera soriana, primavera
    humilde, como el sueño de un bendito,
    de un pobre caminante que durmiera
    de cansancio en un páramo infinito!
    ¡Campillo amarillento,
    como tosco sayal de campesina,
    pradera de velludo polvoriento
    donde pace la escuálida merina!
    ¡Aquellos diminutos pegujales
    de tierra dura y fría,
    donde apuntan...

  • ¡Qué calor!... Sudando llego,
    por la empinada montaña
    resbalando,
    a este valle que en sosiego
    tu corriente, ¡oh Pusa!, baña
    susurrando.

    Déjame un rato olvidar
    en tus orillas mis penas,
    y el sediento
    labio en tus ondas mojar,
    y en tus húmedas arenas
    dame asiento.

    Tu raudal, de ese elevado
    monte al Tajo, en raudo...

  • I

     Á través del follaje perenne
    Que oir deja rumores extraños,
    Y entre un mar de ondulante verdura,
    Amorosa mansión de los pájaros,
      Desde mis ventanas veo
    ...