• En la ciudad alegre y renombrada

    que riega, saltarín, Guadalmedina,

    empezó a padecer de mal de orina

    una recién casada

    de edad de veinte años,

    a quien vinieron semejantes daños

    de que su viejo esposo

    setentón lujurioso,

    por más esfuerzos que a su lado hacía

    y con sus refregones la impelía

    al conyugal recreo,

    jamás...

  • Hoja solitaria y mustia,
    que de tu árbol arrancada,
    por el viento arrebatada
    triste murmurando vas,
    ¿do te diriges? —Lo ignoro,
    de la encina que adornaba
    este prado, y me apoyaba,
    los restos mirando estás.

    Bajo su sombra felice
    las zagalas y pastores
    cantaban, y sus amores
    contenta escuchaba yo,
    Nise; la joven más bella...

  • Señor don Juan, quedito, que me enfado.
    ¿Besar la cara? Es mucho atrevimiento.
    ¿Abrazos? ¡Ay Jesús!, no lo consiento.
    ¿Cosquillas? No las hay por ese lado.

    ¿Remangarme? ¡Ay, Juanito!, ¿y el pecado?
    ¡Qué malos sois los hombres!... Pasos siento.
    ¿No es nadie? Pues, bien, vaya en un momento;
    mas ¡cuidado!, no venga algún criado.

    ¡...

  • En un día muy festivo

    estaba una mercadera

    sentada en silla poltrona

    a la puerta de su tienda.

    Su postura era chocante

    porque tenía ambas piernas

    demasiado separadas,

    y así con razón se lleva

    la atención de los que pasan.

    Entre todos uno llega

    que le dice: -Señorita,

    cierre usté luego la puerta,

    que hoy no se...

  • La mujer, entretanto, de su boca de fresa,
    Retorciéndose cual una serpiente sobre las brasas,
    Y estrujando sus pechos en la cárcel de su corsé,
    Dejó correr estas palabras impregnadas de almizcle:
    —"Yo, yo tengo los labios húmedos, y conozco la ciencia
    De perder en el fondo de un lecho la antigua conciencia.
    Yo enjugo todas las lágrimas sobre mis senos...

  • Mañana, bajo el peso de los años,
    Las buenas gentes me verán pasar,
    Mas bajo el peño oscuro y la piel mate
    Algo del muerto fuego asomará.

    Y oiré decir: ¿quién es esa que ahora
    Pasa? Y alguna voz contestará:
    -Allá en sus buenos tiempos
    Hacía versos. Hace mucho ya.

    Y yo tendré mi cabellera blanca,
    Los ojos limpios, y en mi boca habrá
    ...

  • Boileau se queda en el aula
    y Voltaire en la ciudad.
    ¡Musa, al campo! ¡Abre la jaula!
    ¡Señores versos, entrad!

    Alce la oda en el bosque
    su deslwnbrante oriflama;
    que la sátira se enrosque
    y que brinque el epigrama.

    Beba el madrigal coqueto
    en los lirios vino blanco,
    y pensativo el soneto
    descanse en rústico banco.

    Tenue...

  • Mira cómo los niños,
    en un aire y tiempo de otro tiempo,
    ríen.
    Cómo en su inocencia,
    la Tierra es inocente
    y es inocente el hombre.
    Míralos cómo al descubrir la muerte
    mueren, y ya definitivamente
    ya sus ojos y dientes
    comienzan a crecer junto a las horas.

    Deja que ellos guarden sin saberlo,
    el secreto último de su inocencia...

  • Conforme nos alejábamos del estanco, mi amigo iba haciendo una cuidadosa separación de sus monedas; en el bolsillo izquierdo del chaleco deslizó unas moneditas de oro; en el derecho, plata menuda; en el bolsillo izquierdo del pantalón, un puñado de cobre, y, por último, en el derecho, una moneda de plata de dos francos que había examinado de manera particular:

    «¡Singular y minucioso...

  • Y lo juimos no más, cuanto las sombras
    S'echaron sobre el lomo e las cuchiyas,
    Y en las barrancas -consuláo del gáucho-
    Entre huncos y entre chilcas,
    Ande con más amor trenzan sus gajos
    Moyes y coroniyas,
    Hoscos y desconfiáos -como matreros
    Que juyendo a la lay pasan la vida,-
    Comenzamos ricién a relincharnos
    A los claros del día.
    ¡...