• Junto a tus ríos, Babilonia altiva,
    nos sentamos, mezclando a su corriente,
    a su libre corriente fugitiva,
    un largo mar de nuestro lloro ardiente:
    y en vuestras ramas, sauces lloradores
    que pobláis las riberas,
    las resonantes cítaras colgamos
    con que en días mejores,
    a las orillas de los patrios ríos,
    nuestras dichas y triunfos celebramos....

  • I - A SEMPRONIO

    Con tus insulsas y continuas quejas,
    oh llorón insufrible y sempiterno,
    ya no más nos taladres las orejas:
    Al páramo me fuera, o al Infierno,
    aunque la pena más atroz y fiera
    allí de Ceres me impusiese el yerno:
    no hay donde por no oírte no me fuera,
    y hasta en quedarme consintiera sordo,
    para librarme así de tu,...

  • «Es tal mi tristeza
    y melancolía,
    la afición al llanto
    en mí es tan nacida,
    que, aunque he padecido
    mil penas prolijas,
    padecer quisiera
    aún mas todavía:
    trabajos de aquellos
    que al mundo lastiman,
    extrañas miserias,
    grandes, inauditas,
    por que se emplease
    la tristeza mía,
    que objeto hoy no tiene
    bastante...

  • La excelsa roca pisa,
    de amantes desamados visitada,
    con planta no indecisa,
    la lesbiana divina poetisa
    del ingrato Faón enamorada.
    Escucha en lo hondo y mira,
    impávida, agitarse en son horrendo
    del mar la indócil ira;
    y por última vez pulsa la lira,
    al aire estos lamentos esparciendo:
    «Adiós por siempre, oh vida;
    adiós, oh...

  • La nieve de nuestros montes
    en tu tez cándida brilla,
    y en tus cabellos el oro
    que sus entrañas nos crían:
    semeja la viva grana
    que colora tu mejilla
    purpúrea tarde que muere
    en sus blanquísimas cimas;
    y el azul de nuestro cielo
    y de nuestra mar dormida
    tiñe de tus dulces ojos
    la transparente pupila.
    ¡Oh bellísima española...

  • Tan sólo encuentra mi dolor consuelo
    en la voz que me dice: «No lo dudes,
    »ya la madre que lloras, en el cielo
    »recibe el galardón de sus virtudes».
    Es la voz de la amiga cariñosa
    que conoció el tesoro de nobleza,
    de bondad, de indulgencia generosa,
    que en tu pecho encerró naturaleza.
    Es la voz de la huérfana inocente
    que en tus hogares...

  • En un tiempo envidié la suerte ajena,
    juzgándome yo solo desdichado;
    mas sé que a todos a gemir condena
    la inexorable voluntad del hado:
    arrastra cada cual de la cadena
    que envuelve y aprisiona lo creado
    un eslabón, y por diversos modos,
    todos padecen y suspiran todos.
    ¿Quién conoció jamás un venturoso?
    Es máscara la dicha solamente;
    ...

  • ¡Oh entusiasmo sagrado!
    Padre ardiente de mártires y fuertes,
    que a los guerreros invencibles haces:
    de provocar y padecer mil muertes
    los pechos que te sienten son capaces;
    del número te ríes,
    y en héroe al pusilánime conviertes.
    ¡Eres licor divino
    con que el humano espíritu embriagado
    se llena de un glorioso desatino,
    de una sublime...

  • Desde el día que vio la audacia ibera,
    ¡cuantas noches cerrar, cuántas auroras
    miró lucir nuestra congoja fiera,
    sin que el continuo vuelo de las horas
    la hora de la venganza nos trajera!
    Vio el peruano a su amada patria bella
    con ojos de rubor, en su mejilla
    mirando aún purpurëar la huella
    que la insolente mano de Castilla
    con inicua...

  • No os asombréis tanto, no,
    si en la templanza que muestro
    tan otro de mí soy yo;
    un sueño ha sido el maestro
    que tal cambio me enseñó.
    Temo, fiel a su lección,
    que, cuando más la altivez
    levante mi corazón,
    me he de encontrar otra vez
    en mi lóbrega prisión.
    Yo con mi ejemplo te enseño,
    raza de Adán engañada,
    que toda la...