CARTITAS
«La mitad de las cartas que se pierden
se deben de perder.»
E. BLASCO.
I
«Mi querido Manuel: Sabrás que he estado
a punto de caer
en las redes que, astuta, me tendía
tu...
CARTITAS
«La mitad de las cartas que se pierden
se deben de perder.»
E. BLASCO.
I
«Mi querido Manuel: Sabrás que he estado
a punto de caer
en las redes que, astuta, me tendía
tu...
CASI-EPITALAMIO
A mi querido amigo Salvador C...
Con cariñosa atención
me anuncias tu matrimonio.
Haces muy bien ¡qué demonio!
Apruebo tu decisión.
Serás muy feliz, de fijo,
y harás feliz a tu esposa.
¡El matrimonio es gran cosa!
Y ya el poeta lo dijo:
«Mucho contra él se propala,
pero cuando todos dan
en...
Ciudadano venezolano,
Casiquiare es la mano abierta del Orinoco
y el Orinoco es el alma de Venezuela,
que le da al que no pide el agua que le sobra
y al que venga a pedirle, el agua que le queda.
Casiquiare es el símbolo
de ese hombre de mi pueblo
que lo fue dando todo, y al quedarse sin nada
desembocó en la Muerte, grande como el Océano.
¿Por qué estás triste, mujer?
¿Pues no te sé yo querer
con un amor singular
de aquellos que hacen llorar
de doloroso placer?
Crees que mi amor es menor
porque tan hondo se encierra,
y es que ignoras que el amor
de los hijos de esta tierra
no sabe ser hablador.
¿No está tu gozo cumplido
viendo desde esta colina
un pueblo...
«¿No oyes? la aguda cántiga temprana
del ave conocida en la ventana,
oh amado, nos avisa
que torna la mañana
con importuna desusada prisa.
»¡Ay! ya de tu partir llegó la hora:
¡Cuán presurosa fue de la traidora
breve noche la fuga!
La diligente aurora
Hoy ¡qué temprano en nuestro mal madruga!
»Mas deja el lecho, y tus disfraces viste...
Dos puñales agudos
templados al fuego,
yo quisiera clavarte en los ojos,
azules y grandes rincones de cielo;
sacar los puñales
después, los terribles puñales de acero,
ver en tus cuencas vacías y oscuras
resbalar dos raudales sangrientos…
Y ver los abismos
helados y negros,
que a través del cristal de esos ojos
(extintos a...
Yo te juré mi amor sobre una tumba,
sobre su mármol santo!
¿Sabes tú las cenizas de qué muerta
conjuré temerario?
¿Sabes tú que los hijos de mi temple
saludan ese mármol,
con la faz en el polvo y sollozantes
en el polvo besando?
¿Sabes tú las cenizas de qué muerta
mintiendo, has profanado?
¡No los quieras oír, que tus oídos...
En los tiempos maravillosos en que la Teología
Florecía con la máxima savia y energía,
Se cuenta que un día un doctor de los más grandes,
—Luego de haber forzado los corazones indiferentes;
Y haberlos conmovido en sus profundidades negras;
Después de haber franqueado hacia las celestes glorias
Caminos singulares para él mismo ignorados,
Donde sólo los...
El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde... Al pomo...
Tú me levantas, tierra de Castilla,
en la rugosa palma de tu mano,
al cielo que te enciende y te refresca,
al cielo, tu amo.
Tierra nervuda, enjuta, despejada,
madre de corazones y de brazos,
toma el presente en ti viejos colores
del noble antaño.
Con la pradera cóncava del cielo
lindan en torno tus desnudos campos,
tiene en ti cuna...