• 7

    Después de haber cavado este barbecho
    me tomaré un descanso por la grama
    y beberé del agua que en la rama
    su esclava nieve aumenta en mi provecho.

    Todo el cuerpo me huele a recién hecho
    por el jugoso fuego que lo inflama
    y la creación que adoro se derrama
    a mi mucha fatiga como un lecho.

    Se tomará un descanso el hortelano
    ...

  • 8

    Por tu pie, la blancura más bailable,
    donde cesa en diez partes tu hermosura,
    una paloma sube a tu cintura,
    baja a la tierra un nardo interminable.

    Con tu pie vas poniendo lo admirable
    del nácar en ridícula estrechura,
    y donde va tu pie va la blancura,
    perro sembrado de jazmín calzable.

    A tu pie, tan espuma como playa,
    ...

  • 9

    Fuera menos penado si no fuera
    nardo tu tez para mi vista, nardo,
    cardo tu piel para mi tacto, cardo,
    tuera tu voz para mi oído, tuera.

    Tuera es tu voz para mi oído, tuera,
    y ardo en tu voz y en tu alrededor ardo,
    y tardo a arder lo que a ofrecerte tardo
    miera, mi voz para la tuya miera.

    Zarza es tu mano si la tiento, zarza,...

  • Una abadesa, en Córdoba, ignoraba

    que en su convento introducido estaba

    bajo el velo sagrado

    un mancebo, de monja disfrazado;

    que, el tunante dormía,

    para estar más caliente,

    cada noche con monja diferente,

    y que ellas lo callaban

    porque a todas sus fiestas agradaban,

    de modo que era el gallo

    de aquel santo y purísimo...

  • Vi en el Támesis umbrío
    Cien y cien naves cargadas
    De riqueza;
    Vi su inmenso poderío,
    Sus artes tan celebradas,
    Su grandeza;
    Mas el ánima afligida
    Mil suspiros exhalaba
    Y ayes mil;
    Y ver la orilla florida
    Del manso Dauro anhelaba
    Y del Genil.
    Vi de la soberbia corte
    Las damas engalanadas,
    Muy vistosas;
    Vi...

  • Tuvo un reino una vez tantos beodos,
    que se puede decir que lo eran todos,
    en el cual por ley justa se previno:
    -Ninguno cate el vino.-
    Con júbilo el más loco
    aplaudiose la ley, por costar poco:
    acatarla después, ya es otro paso;
    pero en fin, es el caso
    que la dieron un sesgo muy distinto,
    creyendo que...
  • UNA selva suntuosa
    En el azul celeste su rudo perfil calca.
    Un camino. La tierra es de color de rosa,
    Cual la que pinta fra Doménico Cavalca
    En sus Vidas de santos. Se ven extrañas flores

    De la flora gloriosa de los cuentos azules,
    Y...

  • Los chinos ven la hora en los ojos de los gatos. Cierto día, un misionero que se paseaba por un arrabal de Nankin advirtió que se le había olvidado el reloj, y le preguntó a un chiquillo qué hora era.

    El chicuelo del Celeste Imperio vaciló al pronto; luego, volviendo sobre sí, contestó: «Voy a decírselo.» Pocos instantes después presentose de nuevo, trayendo un gatazo, y mirándole, como...

  • ¡Reloj! ¡Divinidad siniestra, horrible, impasible,
    Cuyo dedo nos amenaza y nos dice: ¡Recuerda!
    Los vibrantes Dolores en tu corazón lleno de terror
    Se plantarán pronto como en un blanco;

    El Placer vaporoso huirá hacia el horizonte
    Tal como una sílfide hacia el fondo del pasillo;
    Cada instante te devora un trozo de la delicia
    Acordada a cada hombre...