• En estos hiperbólicos minutos
    en que la vida sube por mi pecho
    como una marea de tributos
    onerosos, la plétora de vida
    se resuelve en renuncia capital
    y en miedo se liquida.

    Mi sufrimiento es como un gravamen
    de rencor, y mi dicha como cera
    que se derrite siempre en jubileos,
    y hasta mi mismo amor es como un tósigo
    que en la raíz del...

  • Un joven arriscado

    de una soltera estaba enamorado

    y el tiempo que a su lado estar podía

    el dedo la metía

    para saciar de amor su ardiente llama

    sin que pierda su fama,

    y ella, en tanto, la mano deslizando

    por bajo de la capa

    (que es quien urgencias semejantes tapa),

    manejándole aquello, cariñosa,

    le sacaba la savia pegajosa...

  • Vive alegre su vida, humilde el corazón,
    bajo la albura intacta de un santo escapulario,
    sintiendo el goce místico de la maceración,
    en el convento en ruinas, viejo y estacionario.

    En la quietud beatífica duerme la hora impávida
    cantada por el bronce de un campanil sonante.
    El cielo es lapiz-lázuli. Y una atmósfera grávida
    de sol y de sahumerio baña...

  • I

    En verdad, tú no eres, mi bienamada,
    Lo que Veuillot denomina una chiquilla.
    El juego, el amor, la buena comida,
    Hierven en ti, ¡viejo caldero!
    Ya no eres más fresca, amada mía,

    ¡Mi vieja infanta! Y, empero,
    Tus correrías insensatas
    Te han dado este brillo abundante
    De las cosas que, muy gastadas,
    Todavía seducen.

    Yo...

  • Como tronco en montaña venido al suelo.
    Frente grandiosa y limpia, soberbia y pura.
    Negras y unidas cejas, con la figura
    del trazo curvo y fino que marca el vuelo.

    De un pájaro en un croquis que apunta un cielo.
    Nariz igual a un pico de halcón albura
    de canas. ¡El abeto, ya sin verdura,
    dio en tierra y está en parte cinto de hielo!

    El ojo mal...

  • En una tierra crasa y llena de caracoles
    Yo mismo quiero cavar una fosa profunda,
    Donde pueda holgadamente tender mis viejos huesos
    Y dormir en el olvido como un tiburón en la onda.

    Yo odio los testamentos y yo odio las tumbas;
    Antes que implorar una lágrima del mundo
    Viviente, preferiría invitar a los cuervos
    A sangrar todas las puntas de mi osamenta...

  • LA noche envuelve con pavor que aterra
    Al pobre mundo, que de horror se asombra,
    Y en piélago de luz vaga la tierra
    Envuelta solo con su propia sombra.
    Así yo: los pesares y la suerte
    Envuelven mi razón en negro abismo;
    Para el éter y el sér, no hay sombra ó muerte,
    Mi dolor es la sombra de mí mismo.

  • EL MÉDICO CAZADOR

    Un doctor muy afanado,
    que jamás cazado había,
    salió una vez, invitado,
    a una alegre cacería.

    Con cara muy lastimera,
    confesó el hombre ser lego,
    diciendo: –«Es la vez primera
    que cojo un arma de fuego.

    Como mi impericia noto,
    me vais a tener en vilo.»
    Y dijo el dueño del coto:
    –«Doctor, esté...

  • Apartado de ti surco los mares,
    ¡oh cándida mujer!
    Triste víctima he sido en tus altares,
    ¿y mía no has de ser?
    ¡Qué terrible en sus tétricos horrores
    se muestra el mar, mi bien!
    Pues yo temo más que sus rigores,
    tu enfado o tu desdén.
    El bramido de recios vendavales
    no me intimida a mí;
    no temo todo el peso de los males;
    tu...

  • Es porque un pajarito de la montaña ha hecho,
    en el hueco de un árbol su nido matinal,
    que el árbol amanece con música en el pecho,
    como que si tuviera corazón musical...

    Si el dulce pajarito por el hueco asoma.
    para beber rocío, para beber aroma,
    el árbol de la sierra me da la sensación
    de que se le ha salido cantando el corazón...