• Esta es mi cara y ésta es mi alma: leed.
    Unos ojos de hastío y una boca de sed...
    Lo demás, nada... Vida... Cosas... Lo que se sabe...
    Calaveradas, amoríos... Nada grave,
    Un poco de locura, un algo de poesía,
    una gota del vino de la melancolía...
    ¿Vicios? Todos. Ninguno... Jugador, no lo he sido;
    ni gozo lo ganado, ni siento lo perdido.
    Bebo, por...

  • Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
    y un huerto claro donde madura el limonero;
    mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
    mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
    Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
    —ya conocéis mi torpe aliño indumentario—;
    mas recibí la flecha que me asignó Cupido
    y amé cuanto ellas pueden...

  • RETRATO A PLUMA

    Me mandas, caprichosa Dorotea,
    que te haga en un soneto tu retrato,
    y pues no soy ni descortés, ni ingrato,
    acepto gustosísimo tu idea.

    No soy de los que dicen que eres fea.
    ¡Quien lo diga es un necio, un mentecato!
    Yo probaré, cumpliendo tu mandato,
    que eres casi una Venus Citerea.

    Voy a empezar... Con el deseo...

  • ¿Dónde, Elena, en qué parte
    del tan vario universo,
    hallar podrá mi verso
    bellezas a que pueda asemejarte?
    ¿Con qué esfuerzo del numen o del arte
    acertaré a formar tu fiel traslado?
    Entre imágenes tantas que, de aquellos
    y estos objetos bellos
    que ofrece a los sentidos lo creado,
    en sus inmensos senos cada día
    la memoria riquísima...

  • Un hombre conozco yo
    tan feo y malo, que habrá
    quien se le acerque, quizá,
    pero quien lo iguale, no.
    No es dable que otro se encuentre,
    peor del ocaso al orto,
    ni nunca más feo aborto
    salió de un humano vientre.
    La Naturaleza, cuando
    tan risibles monstruos forja,
    parece que está de gorja,
    y que los hace burlando.
    Mas, como...

  • En un gabinete de hombres solos, es decir, en la sala de fumar perteneciente a un elegante garito, cuatro hombres fumaban y bebían. No eran precisamente jóvenes ni viejos, guapos ni feos; pero, viejos o jóvenes, ostentaban esa distinción no despreciable de los veteranos del goce, ese indescriptible no sé qué, esa tristeza fría y burlona que dice claramente: «Hemos vivido con intensidad y...

  •  Lujosamente bella y exquisita,
    con aire de gitana tentadora,
    llegaste, adelantándote a la hora,
    rodeada de misterios a la cita.

     El salón reservado oyó la cuita
    de una cálida noche pecadora,
    y al amor de tu carne ofrendadora
    reventaron las...

  • Erraba por la orilla del malecón desierto,
    interpretando el ritmo de la onda bulliciosa.
    Las brisas matinales aromaban el puerto,
    el alba despeinaba su cabellera rosa.

    Y, al rumor apagado de la ronca sonata,
    sentí una sangre nueva circular por mis venas,
    sangre bermeja digna de un corazón pirata,
    o de un moderno Ulises, pescador de sirenas.

    Y...

  • Ángel lleno de alegría, ¿conoces la angustia,
    La vergüenza, los remordimientos, los sollozos, las molestias,
    Y los vagos terrores de esas horribles noches
    Que oprimen el corazón como un papel estrujado?
    Ángel lleno de alegría, ¿conoces la angustia?

    Ángel lleno de bondad, ¿conoces el odio,
    Los puños crispados, en la sombra y las lágrimas de hiel,
    ...

  • A Rafael Méndez

    En la mitad del barranco
    las navajas de Albacete,
    bellas de sangre contraria,
    relucen como los peces.
    Una dura luz de naipe
    recorta en el agrio...