• Pródiga con el león, Naturaleza
    de soberbia melena le corona,
    y deja sin diadema la cabeza
    de la olvidada leona.
    No concede a la frente de la cierva
    de las astas el árbol ostentoso,
    que a la frente magnífica reserva
    del engreído esposo.
    Al pavón orgulloso dio la cola
    que de mil ojos deslumbrantes siembra,
    y sin tasa matiza y tornasola...

  • Solo, como la palma del desierto,
    mudo, como la boca del abismo,
    triste, como la noche del recuerdo,
    vago, como la niebla del vacío ;
        árbol sin hojas,
        astro caído ;
    tal era el hombre en la primer mañana,
    sonámbulo del sueño del destino.

    Efluvios de la luz fecundadora,
    aromas de los gérmenes divinos,
    estrofas de dulcísima...

  • Cuando pueda arrancar de los infiernos
    legiones de cariátides humanas,
    cuando pueda traer de los edenes
    almas de luz con luz apacentadas;
    cuando sepa sondear el de los réprobos
    infame corazón, lleno de llagas;
    cuando sepa sentir el de los ángeles
    sentir divino de purezas diáfanas...

    Cuando aprenda un idioma no creado
    para la grey humana,...

  • Pues no hay pariente ni amigo
    que, de mis penas testigo,
    no me repita el consejo
    de que, antes que llegase a viejo,
    busque el conyugal abrigo,
    respondo a todos al par:
    mañana voy al altar,
    si por mujer me dais una
    que en sí las prendas reúna
    que comienzo a enumerar.
    Es lo primero que anhelo,
    que la adorne virtud tanta,
    que...

  • La Mancha y sus mujeres... Argamasilla, Infantes,
    Esquivias, Valdepeñas. La novia de Cervantes,
    y del manchego heroico, el ama y la sobrina
    —el patio, la alacena, la cueva y la cocina,
    la rueca y la costura, la cuna y la pitanza—,
    la esposa de don Diego y la mujer de Panza,
    la hija del ventero, y tantas como están
    bajo la tierra, y tantas que son y...

  • ¡AH! yo la vi, divina, encantadora,
    En la mitad de mi árido camino,
    Como la luz de la rosada aurora.
    Como la playa el náufrago marino.

    Hubo un tiempo en que solo recorría
    El vasto erial del fementido mundo,
    Rendido por letal melancolía,
    Lleno mi pecho de dolor profundo.

    Una funesta noche, ¡noche horrible,
    Que nunca olvida la memoria mía!...

  • «En verdad, querida, me molestáis sin tasa y compasión; diríase, al oíros suspirar, que padecéis más que las espigadoras sexagenarias y las viejas pordioseras que van recogiendo mendrugos de pan a las puertas de las tabernas.

    Si vuestros suspiros expresaran siquiera remordimiento, algún honor os harían; pero no traducen sino la saciedad del bienestar y el agobio del descanso. Y, además...

  • LA MURMURADORA

               BALADA

    Murmura el aura en el jardín frondoso
    las flores al besar,
    y murmura el arroyo cristalino
    los campos al surcar.

    La lira del poeta enamorado
    diz que murmura amor,
    y en el bosque también murmura amores
    canoro ruiseñor...

    Pues si auras y arroyos, liras y aves
    murmuran sin cesar,
    y...

  • Yo la quiero cambiante, misteriosa y compleja;
    con dos ojos de abismos que se vuelven fanales;
    en su boca, una fruta perfumada y bermeja
    que destile más miel que los rubios panales.

    A veces nos asalte un aguijón de abeja;
    una raptos feroces a gestos imperiales
    y sorprenda en su risa el dolor de una queja;
    ¡En sus manos asombren caricias y pañales!...

  • Mi pobre Musa, ¡ah! ¿Qué tienes, pues, esta mañana?
    Tus ojos vacíos están colmados de visiones nocturnas,
    Y veo una y otra vez reflejados sobre tu tez
    La locura y el horror, fríos y taciturnos.

    El súcubo verdoso y el rosado duende,
    ¿Te han vertido el miedo y el amor de sus urnas?
    La pesadilla con un puño despótico y rebelde;
    ¿Te ha ahogado en el fondo...