Adiós, dulce amiga mía,
mas que mi amiga mi hermana,
que, aunque hace aún breve tiempo
que logré la dicha rara
de conocerte, me debes
tal cariño, amistad tanta,
como si te conociera
desde mi primer infancia;
si bien el cielo sus dones
te...

¡Yo te saludo, dulce encantadora
indefinible hora,
donde se unen y mezclan noche y día!
¡Hora de suave calma
y de vaga inefable poesía!
¡Oh romántica virgen sonadora!
a tu triste beldad ceda la palma
la rozagante Aurora:
que su faz leda y su mirada...

Amor y Guerra

El estrago asolador
y los males de la Guerra
reparas, mísera Tierra
con los bienes del Amor.
Y aunque aquélla de matar
nunca se cansa, a porfía
hijos del amor te cría
que llenen aquel lugar.
Que por eso quiso Dios
...

¡Solo por fin! Ya no se oye más que el rodar de algunos coches rezagados y derrengados. Por unas horas hemos de poseer el silencio, si no el reposo. ¡Por fin desapareció la tiranía del rostro humano, y ya sólo por mí sufriré!

¡Por fin! Ya se me consiente descansar en un baño de tinieblas...

¡Hirviendo está en mi pecho la alegría!
Partid, vientos veloces,
desde las sierras de la Patria mía
llevando a España mis ardientes voces.

Pasó ya el tiempo de sangrienta lucha,
cual de turbión las olas;
ya del sañudo Marte no se escucha
el grito aquí...

 Vasconcelos ilustre, en cuyas manos
 el gran monarca del imperio ibero
 las peligrosas riendas deposita
 de una parte preciosa de sus pueblos;
 tú que, de la corona asegurando
 en tus vastas provincias los derechos,
 nuestra paz estableces, nuestra dicha...

I

¿Qué loor hay que te cuadre,
reina de la empírea corte,
hija del eterno Padre,
del Paráclito consorte,
y del Verbo virgen madre?
Tú a quien, aunque hija de Adán,
de emperatriz nombre te dan
los nobles hijos del cielo,
y atentos en...

Niñas que leyendo aquesto
Mostrarán ceñudo el gesto,
Si, las hay;
Pero que de lo leído
Saquen el fruto debido,
No las hay.

Niñas pulidas y bellas
Como el sol y las estrellas,
Si, las hay;
Pero de tal condición
Que no tengan presunción...

A***

Ven conmigo a la playa tranquila,
mientras tiende la tarde su velo:
¿No parece camino del cielo
la dormida llanura del mar,
y que el cielo, cual margen opuesta,
de la mar la llanura termina?
¿No parece que a playa divina
azul senda...

Todo es penar, o amigas, todo es llanto
para aquel que sin término camina,
y que, luchando sin cesar, en tanto
que tierno afecto el corazón domina,
se desprende de todo, y llora, y gime,
y obedece al destino que le oprime.
Aislado siempre, y siempre...