Europa se ha prendido, se ha incendiado:
de Rusia a España va, de extremo a extremo,
el incendio que lleva enarbolado,
con un furor, un ímpetu supremo.

Cabalgan sus hogueras,
trota su lumbre arrolladoramente,
arroja sus flotantes y cálidas banderas,
sus...

Tú, que en la universal carnestolenda
ostentas, bajo el rostro sonreído,
mal pensamiento y corazón podrido:
ven, descansa a la sombra de mi tienda;

alégrate, sonríe, ten mi ofrenda
de frescas pomas; sacia en mi florido
huerto la sed del labio consumido
...

  ¡Can sumiso y acólito, como el can de Durero;
 lazarillo cuadrúpedo, junto al Diablo y a la Muerte
 conduciendo leal y fuerte
 al Hombre en su sendero...!
 ¡Can sumiso y acólito, como el can de Durero!

  Y este ciego mendigo de rostro rasurado
 de procónsul...

  Hay un Madrid que no tiene ni flores, ni fuentes, ni frondas.
 Un Madrid paria y viudo. Sus acacias orondas
 y sus olmos son muy pobre limosna para sus vías mondas.
 ¡Oh, Madrid de las rondas!

  Madrid de los gasómetros redondos, cual grandes tambores.
 Madrid de...

Soy el mendigo cósmico y mi inopia es la suma
de todos los voraces ayunos pordioseros;
mi alma y mi carne trémulas imploran a la espuma
del mar y al simulacro azul de los luceros.

El cuervo legendario que nutre al cenobita
vuela por mi Tebaida sin dejarme su pan,...

¡Oh, angustia de querer expresar lo inefable,
cuando, ave prisionera, una emoción agita
sus alas en la cárcel del verbo miserable,
que no traduce en ritmos su dulzura infinita!

¡Ay, vale más el pájaro cuya garganta trina
su amor y su dolor, que la lengua del hombre...

En estos hiperbólicos minutos
en que la vida sube por mi pecho
como una marea de tributos
onerosos, la plétora de vida
se resuelve en renuncia capital
y en miedo se liquida.

Mi sufrimiento es como un gravamen
de rencor, y mi dicha como cera
que se...

Vive alegre su vida, humilde el corazón,
bajo la albura intacta de un santo escapulario,
sintiendo el goce místico de la maceración,
en el convento en ruinas, viejo y estacionario.

En la quietud beatífica duerme la hora impávida
cantada por el bronce de un campanil...

Es porque un pajarito de la montaña ha hecho,
en el hueco de un árbol su nido matinal,
que el árbol amanece con música en el pecho,
como que si tuviera corazón musical...

Si el dulce pajarito por el hueco asoma.
para beber rocío, para beber aroma,
el árbol de...

Donde más alto trepa la sierra, un pico agudo y liso apunta al cielo su puñalada de piedra.

El sol y el viento se astillan entre sus riscos.

Y si la nieve, en su base, le circunda con regio fulgor de pureza, emerge más frío, más puro; severo e inconmovible, en su negrura...