Un día que en la vega,
bajo el nogal copado
que da a su fuente sombra
con los pomposos ramos,
cantaba entretenido
con inocente labio
de mi suerte la dicha,
las delicias del campo,
casi a mis pies seguras
se bañaban jugando
las sencillas palomas
en un limpio remanso.
Su bullicio y arrullos,
y sus besos...