El amor rendido

Las pesadas cadenas del despotismo atroz ufano hollando, cantemos, lira mía, el acordado tono al cielo alzando, la presente alegría y las pasadas penas; libertad sacrosanta, tú me inspira; que sólo libertad suene mi lira. Mientras fue mi morada la esclava Hesperia, del rapaz Cupido la flecha penetrante de aguda llaga el corazón ha herido; hoy peto de diamante a su punta acerada oponer quiero, y, de firmeza armado, sus amenazas arrostrar osado. ¡Oh deidad inclemente! ¡Oh Cupido implacable! ¡Oh santo cielo! ¿Qué beldad peregrina Viene a las Galias del hesperio suelo? ¡Oh belleza divina! A tus pies reverente me postro humilde, y ante ti rendido, Amor, confieso a voces, me ha vencido. Al duro yugo atado la cerviz humillada, al fiero en vano perdón ¡ay Dios! le pido; que en mis lloros se ceba el inhumano, y al carro en triunfo uncido, con el dedo mostrado, el quebrantado cuerpo puede apenas arrastrar las gravísimas cadenas. De mis ojos cansados huyó por siempre el apacible sueño, y en perenes raudales de amargo llanto el porfiado empeño de mis penosos males en mi daño obstinados ¡ay! los ha para siempre convertido, y en quebranto inmortal ¡ay! me ha sumido. Deidades sacrosantas que en Olimpo subido hacéis manida, muévaos mi humilde ruego; apagad en mi pecho la encendida llama de amante fuego; postrado a vuestras plantas, de vos aguarda un triste este consuelo; mas ¡ay! que al desdichado es sordo el cielo. ¡Oh deidad sobrehumana! A ti fue dado, hermosa, solamente la pasada alegría tornar ¡ay triste! al corazón doliente; ablanda, diosa mía, tu condición tirana; mira cuál a tus pies ruego amoroso; di una sola palabra, y soy dichoso.

Collection: 
1788

More from Poet

  • Belisa duerme: el céfiro suave agita la violeta blandamente; el arroyuelo corre mansamente, y el padre Tormes con su ruido grave teme inquietar su sueño regalado; el Sol desde el Ocaso lanza lánguidos rayos; el Amor recostado sobre el tierno regazo de Belisa, le guarda el dulce sueño. El...

  • Ayer en una fonda disputaban de la chusma que dramas escribía, cuál entre todos el peor sería; unos Moncín, Comella otros gritaban. El más malo de todos, uno dijo, es Volter traducido por Urquijo.

  • ¡Sagacidad de crítico estupenda! El que la impugnación de Urquijo lea de su obra formará cabal idea aunque una letra de español no entienda. Basta saber que escribe en castellano como su impugnador en italiano.

  • Después de un año entero Venus ¡ay! no te cansas de abrasarme, ni tú, Cupido fiero, con inmortal dolor de atormentarme, aunque en llanto sumido, y de pena me tengas consumido. El congreso sagrado que en Francia destruyó la tiranía por otros sea loado, y del brazo francés la valentía, que hiende...

  • Suena tu blanda lira, Aristo, de las Ninfas tan amada, cuando a Filis suspira, y en la grata armonía embelesada la tropa de pastores escucha los suavísimos amores. Mientras mi bronco acento dice del despotismo derrocado de su sublime asiento, y con fuertes cadenas aherrojado el llanto doloroso...