¡Númenes de dolor, templad mi lira!
 ¡Vírgenes de la Iberia, dadme llanto!
 ¡Musa de la memoria, quema olores!...
 La heroica muerte del soldado canto...
 ¡Genios, sembrad en su sepulcro flores!
    ¡Era un héroe! -Murió-. Murió en campaña,
 y en su...

Si era toda en tu verso la armonía del mundo,
¿dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar?
Jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares,
corazón asombrado de la música astral,
¿te ha llevado Dionysos de su mano al infierno
y con las nuevas rosas triunfantes volverás...

¿Por qué, el aire surcando,
dilatándose del bronce los sonidos;
y sin cesar vibrando
llegan a mis oídos
profundos y tristísimos gemidos?

¿Por qué de muerte el canto
en torno de ese féretro resuena?
¿Por qué el fúnebre llanto?
¿Por qué la amarga...

Atado! y ¿para qué? si es una víctima
que paso a paso a su calvario va
lo lleva hasta el banquillo la república
y con ella en el alma a morir va.

Atado! y ¿para qué? frente al suplicio
los soldados esperan la señal,
el plomo romperá su pecho heroico...

¿Quién a mi frente ciñe
el funeral ciprés? ¿La destemplada
lira de Young entre mis manos yertas
quién viene a colocar? ¿Quién a mi pecho
pide lúgubre canto?
¿Quién agolpa a mis párpados el llanto?

Santa amistad, perdona.
Si alguna vez a tu celeste...

Débil mortal no te asuste
mi oscuridad ni mi nombre;
en mi seno encuentra el hombre
un término a su pesar.
Yo, compasiva, te ofrezco
lejos del mundo un asilo,
donde a mi sombra tranquilo
para siempre duerma en paz.

Isla yo soy del reposo
en...

Esa noche, ardiendo el pueblo
de animación y entusiasmo
bajo el influjo sublime
de tu genio soberano,
todo era bravos y dianas,
todo era vivas y aplausos,
todo cariño en los ojos
todo cariño en los labios,
y todo flores, laureles,
admiración...

¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!

I

Reclinado sobre el suelo
con lenta amarga agonía,
pensando en el triste día
que pronto amanecerá,
en silencio gime el reo
y el fatal...

¡Grandeza de los hombres ilusoria!
¿Qué valió que fortuna
de oro te diera y de marfil la cuna?
¿Qué valió que te diera una victoria,
cual presagio feliz, el fausto nombre,
ni que gozara tu engreída infancia
de cuantos bienes apetece el hombre?
¿Qué valió...

Señor, Señor, el pueblo que te adora,
bajo el peso oprimido
de tu cólera santa, gime y llora.
Ya no hay más resistir: la débil caña
que fácil va y se mece
cuando sus alas bate el manso viento,
se sacude, se quiebra, desparece
al recio soplo de huracán...