•  Ya puestos en camino,
    la fuerza propulsora de la marcha
    nos impele a seguir, con la serena
    actitud, sin desmayos, de la causa
    sustentora de un ideal glorioso,
    que luce sus ensueños de esperanza
    como flámulas rojas que flotasen
    en girones de carnes torturadas.
    Nos impele a seguir. Siempre la...

  •        El viento está lavando las nubes.
    Toma una nave negra,
    la empapa en lluvia,
    la retuerce en seguida,
    la golpea contra el molino,
    nos moja el campo,
    lava el cielo,
    y sale la nube blanca
    de negra que era,
    para ir a colgarse
    en el hilo del horizonte,
    a secarse.

  • ¡Santa convalecencia del alma, en las campiñas,
    entre las madroñeras y el verde de las viñas!
    El corazón romántico, perfumado de olvido,
    lanza al rústico viento su rítmico latido,
    y, sonoro, revive su muerta mocedad
    en la paz milagrosa de la fresca heredad.

    Nueva y pujante sangre, sangre de adolescencia,
    retoña una vez más en la alegre inocencia...

  • El río dijo al sauce: «Yo soy la vida y, en mi incesante correr, renuevo emociones».

    El sauce dijo al río: «Yo soy el poeta, ¿no ves como te embellezco, rezando sobre ti las estrofas de mis ramas?»

    Dijo el río: «Pues ven conmigo, tú me darás la belleza de tu canto, yo el encanto de nuevas bellezas».

    Y aceptó el sauce; pero en la primer caída, la frágil armazón de verdura...

  •  — Ya es hora, prima: las nueve.
    Empieza, pues, la lectura.
    Ruge el viento afuera: llueve,
    y el viejo caño murmura
    un son constipado... un son...
    Empieza ya, que la abuela
    te ha prometido atención.
    Abre la dulce novela
    donde tanta bella historia
    nos cuenta el novelador,
    que cuando...

  • Cada cinta de fuego
    que, en busca del Amor,
    arrojo y vibra en rosas lamentables,
    me da a luz el sepelio de una víspera.
    Yo no sé si el redoble en que lo busco,
    será jadear de roca,
    o perenne nacer de corazón.

    Hay tendida hacia el fondo de los seres,
    un eje ultranervioso, honda plomada.
    La hebra del destino!
    Amor desviará tal ley de...

  • Mi queja abre la pulpa
    del corazón divino
    y su estremecimiento
    aterciopela
    el musgo de la tierra.

    Un ámbar agridulce
    destilado de las
    flores cerúleas
    cae a mojar
    mi labios sedientos.

    Ríos de sangre
    bajan de mis manos
    a salpicar el rostro
    de los hombres.
    Sobre la cruz del tiempo
    clavada estoy.

    El...

  • Los quince y los dieciocho,
    los dieciocho y los veinte...
    Me voy a cumplir los años
    al fuego que me requiere,
    y si resuena mi hora
    antes de los doce meses,
    los cumpliré bajo tierra.
    Yo trato que de mí queden
    una memoria de sol
    y un sonido de valiente.

    Si cada boca de España,
    de su juventud, pusiese
    estas palabras,...

  • Llueve sobre mi casa.
    Sobre la ciudad toda.
    Llueve sobre los campos.

    ¿Qué será de aquel rancho?
    Pasé en ferrocarril,
    y me hubiese quedado.
    El hombre sentado,
    y mirando hacia el cielo,
    tomaba mate.
    La mujer espantaba unas gallinas.
    ¿De qué color sería su delantal?...
    No lo recuerdo.

    Llueve sobre los campos.
    Llueve...

  • Enero de 1919
    (Granada)

    La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
    Algo de soñolencia resignada y amable.
    Una música humilde se despierta con ella
    Que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

    Es un besar azul que recibe la Tierra,
    El mito primitivo que vuelve a realizarse....