• En vano, con palabras que desmiente
    tu porte que alevoso nos maltrata,
    tal vez te escucha la peruana gente
    Hija llamarla, a tu cariño ingrata.
    Que, aunque a nombrarte nuestra tierna madre,
    cambiando estilo, tu interés te arrastra,
    nombre te damos que mejor te cuadre:
    nombre de perversísima madrastra.
    Tenemos, es verdad, sangre española
    con...

  • Cuando miro de noche en el cielo
    dos brillantes estrellas unidas,
    me figuro que son nuestras almas
    refulgentes de amor y alegría.
    Pero al ver separarse a una de ellas
    señalando una estela divina,
    ¡ay! me muero al pensar que es tu alma
    que se aleja, veloz, de la mía.

  • SÁTIRA

    No más me culpes de que en ocio inerte
    las horas pase de mi inútil vida,
    y que, con fin que unísono concierte,
    líneas iguales al oído mida;
    ni que, llamado a más dichosa suerte,
    con que mi rica patria me convida
    que nada a nadie liberal rehúsa,
    siga las huellas de la hambrienta Musa.
    Ya sólo espero de tu cuerdo labio
    ...

  •  Huye lejos de aquí, virtuoso Fabio,
     huye, si quieres preservar del vicio
     tu juventud florida, que los años
     presto te robarán. Mira doquiera
     cómo levanta la manchada frente
     llena de oprobio y de arrogancia el crimen;
     cómo se arrastra la ambición astuta
     en fango inmundo, y de repente sube
     cual fétido vapor que infesta el cielo.
     Allá...

  • Atrevimiento tan nuevo
    con espantosa caída
    pudo quitarte la vida,
    hijo glorioso de Febo.
    Mas la pregonera Diosa
    en edad ninguna cesa
    de encarecer tal empresa,
    cuanto infeliz generosa.
    que, pues la envidia altanera
    negó tu origen divino,
    acreditarlo convino
    por tan singular manera.
    Y por las abiertas sendas
    de los...

  • El día de su casamiento con: D Salustiano de Olózaga

    Aunque a la aurora temores,
    y al mismo sol dés enojos,
    te sientan con mil primores
    la languidez en los ojos,
    y en el cabello las flores.

    Muestran tantas maravillas
    los diamantes en tu cuello,
    las rosas en tus mejillas,
    que con real ornato brillas
    desde la planta al...

  • A su paso por Ambato.

    I

    ¿Qué misteriosa magia, dulcísimo poeta,
    se encierra en tu inflamado y hermoso corazón,
    que el mío deleitando le atrae, le sujeta,
    y al par le comunica su fuego abrasador?

    ¿Por qué del alma tuya la mía aficionada
    quisiera a sus destinos los suyos aunar,
    y en su delirio insano verse a la vez lanzada...

  •     Bástete ¡oh Francia! la atronante gloria
     Con que llenó tus ámbitos el hombre;
     Bástete ver en inmortal historia
     Unido al tuyo su preclaro nombre.
     Bástete la memoria
     De aquellos grandes días
     En que a su voz la Europa estremecías,
     Y deja al mundo ese sepulcro austero
     Donde el hado severo
     Guarda al gigante de ambición y orgullo,...

  • ¡Qué bien que conociste
    el Amor soberano,
    augustino León, Fray Luis divino!

    (Lope de Vega.)

    «¡Gloria!» las arpas, los salterios «¡gloria!»
    resuenen por doquier... ¡Ved al Poeta
    surgir triunfante, coronado atleta
    del seno de la...

  • Cuando mundano anhelo
    o triste vanidad mi pecho inquieta,
    alivio pedir suelo
    en estancia secreta
    a tu divina musa, oh mi poeta.
    Siéntese el alma luego,
    cual si saliera presurosa de éste,
    en mundo de sosiego;
    ni hay ya qué la moleste,
    y va cobrando un no sé qué celeste.
    Su alta nobleza entiendo
    y «en suerte y pensamientos me...