• A ti me acojo, soledad querida,
    en busca de la paz que mi alma anhela
    en su ya inquieta y procelosa vida;
    mi nave combatida
    por la borrasca de la mar del mundo,
    esquiva ya su viento furibundo,
    y en busca de otro viento sosegado
    dirige a ti su desgarrada vela,
    ¡oh!, puerto deseado
    en que la brisa de bonanza vuela.

    Tú levantas el...

  • Tú vives, cara hermana, todavía,
    y el desgraciado huérfano que vaga
    por lejanas regiones, desconfía
    si hay quien lamente su fortuna aciaga.
    Respiras, Soledad, y la alegría
    ni un solo instante el corazón halaga.
    ¡Ay! Sí, vives, y me amas; mas los mares
    te impiden consolarme en mis pesares.

    ¡Quien sabe si entre tanto que mi pecho...

  • Bajo la calma del sueño,
    calma lunar de luminosa seda,
    la noche
    como si fuera
    el blanco cuerpo del silencio,
    dulcemente en la inmensidad se acuesta.
    Y desata
    su cabellera,
    en prodigioso follaje de alamedas.

    Nada vive sino el ojo
    del reloj en la torre tétrica,
    profundizando inútilmente el infinito
    como un agujero abierto...

  • Un gacetillero filántropo me dice que la soledad es mala para el hombre; y en apoyo de su tesis cita, como todos los incrédulos, palabras de los padres de la Iglesia.

    Sé que el Demonio frecuenta gustoso los lugares áridos, y que el espíritu del asesinato y de la lubricidad se inflama maravillosamente en las soledades. Pero sería posible que esta soledad sólo fuese peligrosa para el alma...

  • Único asilo en mis eternos males,
    Augusta soledad, aquí en tu seno,
    Lejos del hombre y su importuna vista,
    Déjame libre suspirar al menos:
    Aquí, a la sombra de tu horror sublime,
    Daré al aire mis lúgubres lamentos,
    sin que mi duelo y mi penar insulten
    Con sacrílega risa los perversos,
    Ni la falsa piedad tienda su mano,
    Mi llanto enjuque y...

  • ¡Cuán vasto, cuán callado, cuán desierto
    hallan mis pasos el materno hogar!
    Cada eco triste que al andar despierto
    me parece, de pena sollozar!
    Ya tu acento mi oído no recrea,
    oh madre, ni a escucharte volveré,
    instando la doméstica tarea,
    mover en torno el diligente pie.
    Cual antes, ese pie no ya impaciente,
    vendrá a buscarme, ni a esa...

  • ¡Oh soledad! ¡Oh murmurante río,
    A cuya margen espontáneos crecen
    Los árboles frondosos, que el otoño
    Despoja ya de su hojarasca verde!

    Huésped errante de la selva oscura
    Di en estas limpias aguas. ¡Cuántas veces
    Me vio la tarde, absorto en mis recuerdos,
    Contemplando su plácida corriente!

    La gran naturaleza, de mis penas
    Oyó el lamento...

  • ES un desierto erial la vida mía:
    No brotan á mis piés pintadas flores,
    Y mi laúd envía
    No del amor la tierna melodía,
    Sinó el son de mis íntimos dolores.

    Lució la aurora límpida y radiante
    Después de larga noche de aislamiento:
    Dentro del pecho amante,

    Un misterioso impulso en el instante
    Engendró delicioso sentimiento.
    ...

  • Éntrase el mar por un arroyo breve
    Que a recibillo con sediento paso
    De su roca natal se precipita,
    Y mucha sal no sólo en poco vaso,
    Mas en su ruina bebe,
    Y a su fin, cristalina mariposa
    —No alada, sino undosa—,
    En el farol de Tetis solicita.

    Muros desmantelando, pues, de arena,
    Centauro ya espumoso el océano
    —Medio mar, medio ría—...