Rubén Darío

  • -Allá está la cumbre.
    -¿Qué miras? -Un astro.
    -¿Me amas? -¡Te adoro!
    -¿Subimos? -¡Subamos!
    -¿Qué ves? -Una aurora
    fugitiva y pálida.
    -¿Qué sientes? -Anhelo.
    -Ésa es la esperanza.
    -¡Qué alientos de vida!
    ¡Qué fuegos de sol!
    ¡Qué luz tan...

  • ¿Que no hay alma? ¡Insensatos!
    Yo la he visto: es de luz...
    (Se asoma a tus pupilas
    cuando me miras tú.)

    ¿Que no hay cielo? ¡Mentira!
    ¿Queréis verle? Aquí está.
    (Muestra, niña gentil,
    ese rostro sin par,
    y que de oro lo bañe
    el sol...

  • Voy a confiarte, amada,
    uno de los secretos
    que más me martirizan. Es el caso
    que a las veces mi ceño
    tiene en un punto mismo
    de cólera y esplín los fruncimientos.
    O callo como un mudo,
    o charlo como un necio,
    suplicando el discurso
    de burlas...

  • En tus ojos un misterio;
    en tus labios, un enigma,
    y yo, fijo en tus miradas
    y extasiado en tus sonrisas.

  • Yo quisiera cincelarte
    una rima
    delicada y primorosa
    como una aúrea margarita,
    o cubierta de irisada
    pedrería,
    o como un joyel de Oriente,
    o una copa florentina.
    Yo quisiera poder darte
    una rima
    como el collar de Zobeida,
    el de...

  • Llegué a la pobre cabaña
    en días de primavera.
    La niña triste cantaba,
    la abuela hilaba en la rueca.
    -¡Buena anciana, buena anciana,
    bien haya la niña bella,
    a quien desde hoy amar juro
    con mis ansias de poeta!-
    La abuela miró a la niña.
    La...

  • Hay un verde laurel. En sus ramas
    un enjambre de pájaros duerme
    en mudo reposo,
    sin que el beso del sol los despierte.
    Hay un verde laurel. En sus ramas
    que el terral melancólico mueve,
    se advierte una lira,
    sin que nadie esa lira descuelgue.
    ¡...

  • Una noche
    tuve un sueño.
    Luna opaca,
    cielo negro,
    yo en un triste
    cementerio
    con la sombra
    medio envueltos,
    desudarios
    y contentos,
    mi vista
    carnados
    esqueletos,
    muy afables
    recibieron.
    Indagaron
    los...

  • Tenía una cifra
    tu blanco pañuelo,
    roja cifra de un nombre que no era
    el tuyo, mi dueño.
    La fina batista
    crujía en tus dedos,
    -¡Qué bien luce en la albura la sangre!...-
    te dije riendo.
    Te pusiste pálida,
    Me tuviste miedo...
    ¿Qué...

  • Allá en la playa quedó la niña.
    ¡Arriba el ancla! ¡Se va el vapor!
    El marinero canta entre dientes.
    Se hunde en el agua trémula el sol.
    ¡Adiós! ¡Adiós!

    Sola, llorando, sobre las olas,
    mira que vuela la embarcación.
    Aun me hace señas con el pañuelo...