• Soledad deliciosa, bosque umbrío
    ¡ay, cómo en tu retiro busco en vano
    alivio al inmortal quebranto mío!

    Me hirió de Amor la poderosa mano,
    de Amor la flecha aguda envenenada
    que contra mí lanzara el inhumano.

    ¡Oh mil veces feliz edad dorada
    en que fue la ternura y la firmeza
    del constante amador siempre premiada!

    ...

  • ¡Oh pueblo malhadado!
    Con mil cadenas tu cerviz altiva
    amarrará a su carro la anarquía;
    de libertad te priva
    el padre de los dioses indignado,
    en pena de tu infame cobardía,
    hasta que con altares
    la diosa que ofendiste aplacares.

    De Bruto el alma santa,
    rasgando las esferas celestiales,
    en ti vino, y tu diestra...

  • Con la sonora trompa
    De caliope divina,
    Cantaba yo de Aquiles
    Las bélicas conquistas:

    El furor de los griegos,
    Las fúnebres cenizas
    Del Ilion, y la suerte
    De Andrómaca afligida.

    Tan hórridos acentos
    Los ecos repetían,
    Cuando un pasmo amoroso
    Dejó mi sangre tibia;

    Poco a poco el aliento
    De mí se despedía,
    ...

  • Las humildes mansiones
    desaparecen del linaje humano,
    y las nubes preñadas
    mis plantas huellan: lejos ¡oh profano
    vulgo! a ti no son dadas
    las sagradas armónicas canciones
    oír que Apolo inspira,
    no el oír los tonos de la acorde lira.

    Rásgase el mortal velo,
    que al hombre siempre encubre tenebroso
    los sublimes arcanos,...

  • La villana avaricia, el insaciable
    amor del mando y del poder supremo
    las bajas tierras oprimido habían;
    abrumados gemían
    los hombres bajo el cetro intolerable,
    y del dolor en el violento extremo
    los dioses invocaban,
    que sordos a sus ruegos se mostraban.
    Amor, tú consolaste
    la humanidad; tú su deshecho llanto
    piadoso le...

  • Quando alzando los ojos miro el cielo
    adornado de estrellas refulgentes,
    de luna y sol las vueltas diferentes,
    y de los orbes el constante vuelo:

    Y tornando á baxarlos, veo el suelo
    regado con los rios y las fuetnes,
    henchido de hombres, brutos y vivientes,
    que procrean su especie con anhelo:

    Al contemplar de todo la hermosura,
    y el...

  • Te engañas, mi Dorila,
    si juzgas que rendido
    de amar sin esperanza
    se verá el pecho mío;
    que no, no es tan tirano,
    cual dicen, el Dios niño,
    y sabe aun con las ansias
    dar premios exquisitos.
    Son necios los amantes
    que llaman su dominio
    cruel, y que maldicen
    sus cadenas y grillos.
    Dorila, yo te adoro;
    y el ardor en...

  • ¡Cómo se van las horas,
    y tras ellas los días,
    y los floridos años
    de nuestra frágil vida!

    La vejez luego viene,
    del amor enemiga,
    y entre fúnebres sombras
    la muerte se avecina,

    que, escuálida y temblando,
    fea, informe, amarilla,
    nos aterra, y apaga
    nuestros fuegos y dichas.

    El cuerpo se entorpece,
    los...

  • Bella Emilia, perdón; yo te lo ruego
    por tu belleza; ¡ah cielos! ¡mi osadía
    cuánta disculpa tuvo! ¿Dó se halla
    aquel que a tu hermosura indiferente
    sin amarte te mira? ¿Quién tu dulce,
    tu suave elocuencia escuchar pudo
    sin la emoción más viva? ¿Y yo cuitado,
    yo solo ¡ay triste! sentiré tus iras?
    ¿Te aplacas, bella Emilia? ¿Me perdonas?...

  • ¡O Eva soberbia, quanto bien perdiste!
    ¡Ó humilde Eva, quanto bien ganaste!
    Tú la gracia y la vida nos quitaste:
    tú la vida y la gracia nos volviste;
    la cólera de Dios tú enardeciste:
    la coléra de Dios tú la aplacaste;
    tú al hombre de su Dios le dividiste:
    tú con su Dios al hombre le juntaste;
    tú á Dios de amigo hicistes enemigos:
    tú le...