Quando alzando los ojos miro el cielo
adornado de estrellas refulgentes,
de luna y sol las vueltas diferentes,
y de los orbes el constante vuelo:
Y tornando á baxarlos, veo el suelo
regado con los rios y las fuetnes,
henchido de hombres, brutos y vivientes,
que procrean su especie con anhelo:
Al contemplar de todo la hermosura,
y el inmutable órden, que en sí tiene,
y observa la feraz naturaleza;
Á tí elevo mi alma con fe pura,
ó eterno Criador; y qual conviene
bendigo en altas voces tu grandeza.