• Señor! Estabas tras los cristales
    humano y triste de atardecer;
    y cuál lloraba tus funerales
    esa mujer!

    Sus ojos eran el jueves santo,
    dos negros granos de amarga luz!
    Con duras gotas de sangre y llanto
    clavó tu cruz!

    Impía! Desde que tú partiste,
    Señor, no ha ido nunca al Jordán,
    en rojas aguas...

  • Enfermizas plenitudes
    de emociones amatorias,
    modernismo de lo Raro,
    de embriagueces ilusorias,
    que disfrazan las crudezas de sus credos materiales,,
    como fórmulas severas
    ...

  • Agosto de 1920

    Dulce chopo,
    Dulce chopo,
    Te has puesto
    De oro.
    Ayer estabas verde,
    Un verde loco
    De pájaros
    Gloriosos.
    Hoy estás abatido
    Bajo el cielo de Agosto
    Como yo bajo el cielo
    De mi espíritu rojo.
    La fragancia cautiva
    De tu...

  • ¡Oh tú que duermes tan hondo que no despiertas!
    Milagrosas de vivas, milagrosas de muertas,
    y por muertas y vivas eternamente abiertas,
    alguna noche en duelo yo encuentro tus pupilas
    bajo un trapo de sombra o una blonda de luna.
    Bebo en ellas la Calma como en una laguna.
    Por hondas, por calladas, por buenas, por tranquilas
    un lecho o una tumba parece...

  • Vivías en una casa grande.
    Grandes pájaros asomaban a tus ventanas.
    Y como su todo por primera vez
    por vez primera todo se aprestara a vivir
    cada mañana de nuevo y siempre
    descubrías las cosas y los seres del mundo,
    de nuevo y siempre cada mañana siempre.

    Mas, el tiempo pasó.
    Pasaron días y días; tiempo y tiempo.
    Y vino, y sobrevino la...

  • ¡Cómo estás en tu negro calabozo de arcilla,
    en vigilia perenne sepulta, oh, alma mía!,
    ¡en el fango del mundo hincada la rodilla,
    tú que eres toda luz y gracia y harmonía!

    ¡Gota azul de la sangre divina de los astros,
    que el Destino virtió en un ánfora pobre!
    ¡Arquitectura eximia de oros y alabastros
    hundida para siempre en el mar salobre...!

    ...

  • La seda de tus lánguidas pestañas
    a proteger tus ojos descendía,
    ante la encantadora bicromía
    de las aristocráticas arañas.

    Un solemne mutismo de campañas
    al Vesper nuestras almas invadía;
    y, de súbito habló la melodía
    con un dulzor de pastoriles cañas...

    Para escucharla, se detuvo el viento...
    a la maga caricia de su acento,
    vibró...

  • Yo te diré los sueños de mi vida
    en lo más hondo de la noche azul...
    Mi alma desnuda temblará en tus manos,
    sobre tus hombros pesará mi cruz.

    Las cumbres de la vida son tan solas,
    ¡tan solas y tan frías! Yo encerré
    mis ansias en mi misma, y toda entera
    como una torre de marfil me alcé.

    Hoy abriré a tu alma el gran misterio;
    ella es capaz...

  • Eramos aturdidos mozalbetes:
    blanco listón al codo, ayes agónicos,
    rimas atolondradas y juguetes.

    Sin la virtud frenética de Orfeo,
    fiados en la campánula y el cirio,
    fuimos a embelesar las alimañas
    cual neófitos que buscan el martirio.

    En la misma espesura se extraviaba
    la primeriza luz de nuestra frente,
    ya ante la misma fiera, reacia y...

  • ¡Cae agua de revólveres lavados!
    Precisamente,
    es la gracia metálica del agua,
    en la tarde nocturna en Aragón,
    no obstante las construídas yerbas,
    las legumbres ardientes, las plantas industriales.

    Precisamente,
    es la rama serena de la química,
    la rama de explosivos en un pelo,
    la rama de automóviles en frecuencia y adioses.

    Así...