• Tú, cuyo pecho sin cesar se afana
    con desvelo tan puro y tan ardiente
    por el progreso y la ventura humana,
    no el lauro esperes a tu noble frente.
    El premio considera que tributa
    a la virtud de Arístides Atenas;
    de Sócrates recuerda la cicuta
    y de Colón divino las cadenas.
    Mira a Dante proscrito como reo,
    preso al Taso entre insanos; ve el...

  • Yacen de un home en esta piedra dura
    El cuerpo yermo y las cenizas frías:
    Médico fue, cuchillo de natura,
    Causa de todas las riquezas mías.

    Y ahora cierro en honda sepultura
    Los miembros que rigió por largos días;
    Y aun con ser Muerte yo, no se la diera,
    Si dél para matarle no aprendiera.

    ...
  • Tuerto dos veces, por vista
    la una y la otra por ciencia,
    pues en la endiablada tuya
    nunca haces cosa a derechas.
    No llames siempre ante-ojos
    a los que traes, porque a medias
    ante-tuerto has de llamarlos,
    pues la mitad está a ciegas.
    Si no tienes más que un ojo
    ociosa está una vidriera;
    parece remedio tuvo
    por cosa que no...

  • Naranjo en maceta, ¡qué triste es tu suerte!
    Medrosas tiritan tus hojas menguadas.
    Naranjo en la corte, qué pena da verte
    con tus naranjitas secas y arrugadas.
    Pobre limonero de fruto amarillo
    cual pomo pulido de pálida cera,
    ¡qué pena mirarte, mísero arbolillo
    criado en mezquino tonel de madera!
    De los claros bosques de la Andalucía,...

  • En el puro azul de cielo
    de esos ojos que en mí fijas,
    en las doradas sortijas
    de tu finísimo pelo,
    y de tu corpóreo velo
    en las otras ricas galas,
    hermoso niño, te igualas
    con los ángeles de modo,
    que para serlo del todo
    solo te faltan las alas.
    ¡Cuan dulce descanso son;
    de mis pensamientos graves
    tus palabras que aun no...

  • Dime, niño adorado
    de los labios de rosa,
    de ojos grandes y verdes
    como el verde del mar:
    De qué estrella caíste
    y en qué trágica fosa:
    Tan bello eres que, al verte,
    dan ganas de llorar.

    Tal vez porque al mirarte
    con tan hondo cariño,
    pienso en el mal del mundo,
    pienso en tu porvenir…
    ¡Los niños tan hermosos
    como...

  • Al olmo viejo, hendido por el rayo
    y en su mitad podrido,
    con las lluvias de abril y el sol de mayo
    algunas hojas verdes le han salido.
    ¡El olmo centenario en la colina
    que lame el Duero! Un musgo amarillento
    le mancha la corteza blanquecina
    al tronco carcomido y polvoriento.
    No será, cual los álamos cantores
    que guardan el camino y...

  • Que una tizona en tus valientes manos,
    la noble pluma con que escribes sea,
    para entrar indignado a la pelea,
    a herir traidores y a matar tiranos.

    Haz que muerdan el polvo los villanos;
    áulicos y serviles pisotea,
    infunde a aquel que tus escritos lea
    fuerza de acción y alientos soberanos.

    Que tu rotunda y magistral palabra
    tocando cráneos...

  • Honra mis lares, cariñoso amigo,
    y pues la lluvia tan tenaz se muestra,
    ven, de la lumbre al amoroso abrigo,
    a hablar conmigo de la patria nuestra.
    Ven, y recuerde nuestro labio amante
    su siempre puro transparente cielo
    a quien no cubren el azul semblante
    jamás las nubes con opaco velo.
    Y mientras nuestra vida prisionera
    hiela y hastía el...

  • En buen esquife tu afán madruga,
    el firmamento luce arrebol;
    grata la linfa no tiene arruga;
    la blanca vela roba en su fuga
    visos dorados al nuevo sol.

    Pero prorrumpes en canturía
    que inculta y tosca mueve a llorar;
    oigo la ingenua melancolía
    ¡del que inseguro del pan del día
    surca y arrostra pérfido mar!

    Tímida y mustia por los...