• La luna riela su acorde quieto sobre la arena, la arena, la arena.

    El acorde quieto se alegra en quebraduras luminosas, sobre y dentro del alabastro del templo-joya, apesadumbrado por el avance de la arena secular, infinitesimal, sepultora, inconsciente, destructora, lenta, pesada, en su constancia de vagabundos oleajes muertos.

    El viento pausado -noche que se desplaza-, calor...

  • Callé por mucho temor;
    temo, por mucho callar,
    que la vida perderé;
    así con tan grande amor
    no puedo, triste, pensar
    qué remedio me daré.
    Porque alguna vez hablé,
    halléme de ello tan mal,
    que, sin duda, más valiera
    callar, mas tan bien callé...

  • Es mi pena desear
    ser vuestro, de vuestro grado;
    que no serlo es excusado
    pensar poderlo excusar;
    por esto lo que quisiera
    es serlo a vuestro placer,
    que serlo sin vos querer
    desde que os vi me lo era.

  • Hallo que ningún poder
    ni libertad en mí tengo,
    pues ni estoy ni voy ni vengo
    donde quiere mi querer:
    que si estoy, vos me tenéis;
    [y] si voy, vos me lleváis;
    si vengo, vos me traéis;
    así que no me dejáis,
    señora, ni me queréis.

  • Mi temor ha sido tal
    que me ha tornado judío;
    por esto el esfuerzo mío
    manda que traiga señal:
    pues viendo cuán poco gano
    viviendo en ley que no es buena,
    osándoos decir mi pena
    me quiero tornar cristiano.

  • ¡Qué amador tan desdichado,
    que gané
    -en la gloria de amadores-
    el más alto y mejor grado,
    por la fe
    que tuve con mis amores!
    Y así como Lucifer
    se perdió por se pensar

    igualar con su Señor,
    así me vine a perder
    por me...

  • Yo callé males sufriendo,
    y sufrí penas callando;
    padecí no mereciendo,
    y merecí padeciendo
    los bienes que no demando:
    si el esfuerzo que he tenido
    para callar y sufrir,
    tuviera para decir,
    no sintiera mi vivir
    los dolores que ha sentido.

  • En mi rincón moruno, mientras repiquetea
    el agua de la siembra bendita en los cristales,
    yo pienso en la lejana Europa que pelea,
    el fiero norte, envuelto en lluvias otoñales.
    Donde combaten galos, ingleses y teutones,
    allá, en la vieja Flandes y en una tarde fría,
    sobre jinetes, carros, infantes y cañones
    pondrá la lluvia el velo de su melancolía....

  • Niños del mundo,
    si cae España -digo, es un decir-
    si cae
    del cielo abajo su antebrazo que asen,
    en cabestro, dos láminas terrestres;
    niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
    ¡Qué temprano en el sol lo que os decía!
    ¡Qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
    ¡Qué viejo vuestro dos en el cuaderno!

    Niños del mundo, está
    ...

  • I
    Bajo el oro del sol, sedeña y pura
    vendrás para curar mis hondos males,
    trayendo en mil redomas, orientales
    bálsamos de consuelo y de ventura.

    Ungirás mi dolor con tu hermosura,
    y con tus dedos finos y liliales;
    derramarás en mí los manantiales
    que...