Jorge Manrique

  • I

    Ved qué congoja la mía,
    ved qué queja desigual
    que me aqueja,
    que me crece cada día
    un mal teniendo otro mal
    que no me deja;
    no me deja ni me mata,
    ni me libra ni me suelta,...

  • I

    Señora muy acabada:
    tened vuestra gente presta,
    que la triste hora es llegada
    de la muy solemne fiesta.
    Cuando yo un cuerno tocare,
    moveréis todas al trote,
    y a la que primer llegare, (sic...

  • Mi saber no es para solo,
    dadme plazo hasta el martes,
    pues imos donde hay las artes
    que hablan, señor, del Polo.
    Mas de tal saber ayuno
    digo, sin acuerdo alguno,
    que debemos todos ir
    ...

  • Los males que son menores
    de amor, es mi opinión
    que más y mayores son
    de los que de él son mayores;
    y el Dios de los amadores
    no da favor ni destierra
    cuando son merecedores;
    mas do...

  • Entre dos fuegos lanzado,
    donde amor es repartido,
    del uno soy encendido,
    del otro cerca quemado;

    y no sé yo bien pensar
    cuál será mejor hacer;
    dejarme más encender
    o...

  • Entre bien y mal doblado
    pasa un gran río caudal;
    yo estoy en cabo del mal
    y el río no tiene vado.
    Galardón, que era la puente,
    es ya quebrada por medio;
    ¿qué me daréis por remedio,
    que...

  • I

    Después que el fuego se esfuerza
    del amor, en cualquier parte
    no vale esfuerzo ni fuerza,
    seso ni maña ni arte;
    ni vale consejo ajeno,
    ni hay castigo ni enmienda,
    ni vale malo ni bueno,...

  • Porque me hiere un dolor
    quiero saber de vos, cierto,
    cuando matasteis Amor
    si lo dejasteis bien muerto;
    o si había más amores
    para dar pena y cuidado,
    o si ha resucitado,
    porque,...

  • I

    Vos cometisteis traición,
    pues me heristeis, durmiendo,
    de una herida que entiendo
    que será mayor pasión
    el deseo de otra tal
    herida como me disteis,
    que no la llaga mi mal
    ni...

  • I

    Ni vivir quiere que viva,
    ni morir quiere que muera,
    ni yo mismo sé qué quiera,
    pues cuanto quiero se esquiva;
    ni puedo pensar que escoja
    mi penado pensamiento,
    ni hallo ya quién me acoja...