• Infinito deseo de alas,
    continuas nostalgias de vuelo:
    corazón mío que te exhalas
    como grano de mirra al cielo.

    Beso, rosa, mujer y lira:
    ya sé la vanidad de todo;
    sé de la sierpe que conspira
    contra la estrella, desde el lodo;

    de la penumbra en que su flecha
    aguza deidad vengativa;
    del ojo del caos que acecha
    nuestra miseria...

  • Es la alta noche. Un denso recogimiento oprime
    el huerto monacal, silenciario y sublime.
    Vela, insomne, el convento. En su quietud interna
    suena el chasquear metálico de la vieja cisterna,
    mientras sienten los muros, ornados de vestiglos,
    en su carne de piedra la gesta de los siglos.

    Acaso en el sosiego se oye un suspiro acezo,
    o alguna voz fanática...

  •  Vencía la sombra. Misterio, llegando,
    rimaba la angustia de sus misereres,
    mojando, en el suelo, los frutos de Ceres,
    la Maga del germen que lucha creando.

     Muy suave, el Deseo pasaba contando
    las cálidas noches de extraños placeres,
    diciendo los...

  • Esta noche me estiran las calles.
    Con amor de hermanas, algo llevan
    de mí que es de ellas, mis hermanas.
    Y en el hilo de oro de una estrella
                                  –fina escala–
    de mi dispara y sube, cautiva de este tiempo
    una antigua ilusión que ya olvidaba.

    Desde allá abajo asciende el canto de los
        gallos
    y un aire recién...

  • Como un noble filósofo, mi "viejo",
    en la quietud de la paterna casa,
    "Los Subterráneos de París" repasa,
    frunciendo a cada paso el entrecejo.

    Mi buena madre, con feliz gracejo,
    me proclama juicioso. Por la gasa
    del cielo silenciosamente pasa
    con tardo andar el nocturnal cortejo.

    Comentan las julietas a porfía
    los infaltables éxitos del...

  • Mi corazón solloza en su prisión sombría
    y endulza, suspirando, la noche de su encierro;
    mi alma es un ave lírica de un parque de Harmonía
    cuyas almas, cautivas, golpean contra el hierro.

    Señor: ¿no saldrá mi alma de su prisión obscura...?
    ¿Nunca veré el celeste país que me ofreciste...?
    Ansío paz, la paz que tu evangelio augura...
    ¡Tan grande es mi...

  • Vuelto a tu casa por la madrugada,
    con un portazo descortés y frío
    dejas la noche afuera,
    y te acuestas solo con tu pensamiento.

    "Qué grande el mundo, y qué pequeño,
    qué lejos los amigos, y qué cerca".

    Y sigues solo con tu pensamiento.
    Pero para dormir no lo precisas.
    Y puesto que es así, ¿por qué no duermes?
    ¡Duerme!

  • Sobre la nieve se oye resbalar la noche.

    La canción caía de los árboles,
    y tras la niebla daban voces.

    De una mirada encendí mi cigarro.

    Cada vez que abro los labios
    inundo de nubes el vacío.
    En el puerto,
    los mástiles están llenos de nidos,
    y el viento
    gime entre las alas de los pájaros.

  • Noche de cabaret, fiebre de tango,
    noche de divino aturdimiento;
    voluptuosa embriaguez en el momento
    del beso, a la mujer bañada en fango.

    Aire de lupanar, suprema calma
    en los brazos piadosos de Afrodita,
    olvidando un instante a la maldita
    vida angustiosa, que nos roe el alma.

    Acércate a mi lado, almita buena,
    junta tus labios a los míos...

  • Brotando lenta, apacible y lenta,
    nacida de las cosas, como un milagro sin prisa
    la noche se estaba ahí, puesta.

    Era un milagro la noche, y era blanca.
    Las cosas todas eran blancas
    y blancas eras las casas de los hombres.

    Cerca, el mar estaba ausente.
    Y por las calles de Malvín
    los amigos cantaban:
    –"El ejército del pueblo
    una tarde...