Vuelto a tu casa por la madrugada,
con un portazo descortés y frío
dejas la noche afuera,
y te acuestas solo con tu pensamiento.
"Qué grande el mundo, y qué pequeño,
qué lejos los amigos, y qué cerca".
Y sigues solo con tu pensamiento.
Pero para dormir no lo precisas.
Y puesto que es así, ¿por qué no duermes?
¡Duerme!