• El casco roído y verdoso
    del viejo falucho
    reposa en la arena...
    La vela tronchada parece
    que aun sueña en el sol y en el mar.
    El mar hierve y canta...
    El mar es un sueño sonoro
    bajo el sol de abril.
    El mar hierve y ríe
    con olas azules y espumas de leche y de plata,
    el mar hierve y ríe
    bajo el cielo azul.
    El mar...

  • Satán es cazador furtivo en la celeste
    selva donde divaga el místico redil
    y, como un joven sátiro, en la dulzura agreste,
    suena la tentación de su flauta sutil.

    ¡Ay, del que oyera el canto del Malo!, quien oyera
    la perversa sirena del Pecado Mortal,
    ni rasgando su carne poseída pudiera
    extirpar la ponzoña del hechizo fatal.

    ¡Y bien lo sabes tú...

  • Cierta viuda, joven y devota,

    cuyo nombre se sabe y no se anota,

    padecía de escrúpulos, de suerte

    que a veces la ponían a la muerte.

    Un día que se hallaba acometida

    de este mal que acababa con su vida,

    confesarse dispuso,

    y dijo al confesor: -Padre, me acuso

    de que ayer, porque soy muy guluzmera,

    sin acordarme de que viernes era,...

  • Ya de la queda el toque reposado
     Anuncia el fin del moribundo día,
    Y por la loma el mugidor ganado
     Camina lentamente á la alquería.

    El cansado gañán por el sendero
     Toma á su pobre choza con premura,...

  • Yace aquí un mal matrimonio,
    Dos cuñadas, suegra y yerno...
    No falta sino el demonio
    Para estar junto el infierno.
    pareados con rima consonante,
    ¡En sepulcro de escribano
    Una estátua de la Fe!...
    No la pusieron en vano;
    Que afirma lo que no ve.
    ¿Ya hay pleito sobre el sepulcro,
    Y aún no está el hombre enterrado?
    ¡Éste sí que era...

  • Cuando el campo está más solo
    y la casa, en paz, abierta,
    aparece por la puerta,
    muy sí señor, el chingolo.

    Viene en busca de una miga
    o una paja de la escoba,
    que, ciertamente, no roba,
    porque la gente es su amiga.

    Salta, confiado, al umbral
    y solicita permiso,
    con un gritito conciso,
    como pizca de cristal.

  • Predicaba un gilito en su convento

    y, para comenzar, buscó al intento,

    de la Escritura Santa en los lugares,

    el texto que aquí va de los Cantares

    en latín anotado,

    y repitió en romance, acalorado:

    -¡Qué hermosas son tus tetas, oh mi hermana,

    oh mi esposa! ¡Mejor hueles que el vino!

    Así hablaba a su amante soberana

    Salomón, lleno...

  • ¡QUÉ magia tienes en tu mirada,
    Qué luz del cielo te iluminó!
    Qué ángel su aureola te dió encantada
    Qué astro su eterno, vivo fulgor!

    Cuando me miras, niña hechicera,
    Cuando tus ojos fijas en mí,
    Siento la lumbre que reverbera
    En tus pupilas, dentro de mí.

    Siento el influjo celeste y blando.
    De un bien que nunca mi alma probó,

    ...

  • En la cresta de una loma
    Se alza un ombú corpulento,
    Que alumbra el sol cuando asoma
    Y bate si sopla el viento.
    Bajo sus ramas se esconde
    Un rancho de paja y barro,
    Mansión pacífica, donde
    Fuma un viejo su cigarro.
    En torno los nietos mira,
    Y con labios casi yertos:
    -¡Feliz, dice, quien respira
    El aire de los desiertos!
    ...

  • A Víctor Hugo.

    I

    ¡Andrómaca, pienso en ti! Este riacho,
    Pobre y triste espejo donde antaño resplandeció
    La inmensa majestad de vuestros dolores de viuda,
    Este Simoïs mentiroso que con vuestras lágrimas crece,

    Ha fecundado de pronto mi memoria fértil,
    ...