LUCIANO
Pues seguiré en la vigüela
y por cifra mi rilato;
escuchen un breve rato
la historia que me desvela.
Señores, pido atención,
que mi lengua no se enriede,
ni en la marcha se me quede
empacao el mancarrón.
El laso e mi rilación
ni un chiquito he de arroyar;
voy a ponerme a cantar
de mi vida los ebentos,
y allá...