• La tarde despierta de su sueño, cuando
    La alígera nube despunta cantando…
    Una nube de alas…una alegre nube
    Que baja, que sube…
    Son ellos. Se alejan entre llano y cielo.
    Son las esmeraldas de un collar en vuelo…
    Bulliciosamente
    trazan una verde curva en el ambiente.
    ¿ Van a los palmares de ondeante abanico?
    Ellos van a donde les apunta el...

  • A M. Joseph Stevens.

    Nunca me avergoncé, ni aun delante de los escritores jóvenes de mi siglo, de admirar a Buffon; mas hoy no he de llamar en mi ayuda al alma de ese pintor de la Naturaleza pomposa. No.

    De más buena gana me dirigiría a Sterne, para decirle: «¡Baja del Cielo, o sube hasta mí de los Campos Elíseos, para inspirarme en favor de los...

  •  Ya llegan cansados en rondas hambrientas
    a husmear buenos trozos entre los residuos:
    caridad de afables cristianas sirvientas
    que tienen por ellos cuidados asiduos.

     La humildad que baja de sus lagrimales
    se trueca en desplantes de ladridos fieros:
    ...

  • Son preciosos
    mis pollitos
    menuditos.
    Son tan tiernos,
    tan chiquitos,
    tan sedosos,
    tan finitos,
    que en el mundo
    no hay pollitos
    tan bonitos.

    Pían, corren,
    hurgan, saltan,
    buscan, chillan,
    vienen, van,
    se pelean
    como locos
    por un pedazo
    de pan.

    La señora
    doña Clueca
    los...

  • Así un esposo le escribió a su esposa:
    "O vienes o me voy. ¡Te amo de modo
    que es imposible que yo viva, hermosa,
    un mes lejos de ti!

    ¡Mi amor es tan profundo, tan profundo,
    que te prefiero a todo, a todo!..."
    Y ella exclamó: -¡No hay nada en este mundo
    que él quiera como a mí!

    Mas pasan unos meses, y la escribe:...

  • Decíase él, paseando por un vasto parque solitario: «¡Cuán bella estaría con un traje de corto, complicado y fastuoso, bajando, a través de la atmósfera de una bella tarde, los escalones de mármol de un palacio, frente a extensas praderas de césped y de estanques! ¡Porque tiene naturalmente aspecto de princesa!»

    Al pasar más tarde por una callo detúvose ante una tienda de grabados, y...

  • I

     Los que a través de sus lágrimas,
    Sin esfuerzo ni violencia,
    Abren paso en el alma afligida
    Al nuevo placer que llega;

     Los que tras de las fatigas
    De una existencia azarosa,
    Al dar término al rudo combate
    Cogen larga cosecha...

  • Alcanzame el chiripá,
    Y aprontá las nazarenas
    Que vi'a calzar las de potro
    P'hacer más crioya la fiesta.

    Mi overo dende el ombú,
    Luciendo cacharpas nuevas,
    Con la coscoja del freno
    Me alvierte que ya está alerta;

    Y yo, sin saber por qué,
    Siento en los brazos más juerza,
    Y menos peso en las tabas,
    Y más soltura en la lengua....

  • ¿Por qué, adorada mía,
    mudanza tan cruel? ¿Por qué afanosa
    evitas encontrarme, y si te miro,
    fijas en tierra lánguidos los ojos y
    y triste amarillez nubla tu frente?
    ¡Ay! do volaron los felices días
    En que risueña y plácida me vías,
    y tus ardientes ojos me buscaban,
    y de amor y placer me enajenaban?
    ¡Cuántas veces en medio de las fiestas,...

  • Hace tiempo, algún alma ya borrada fue mía.
    Se nutrió de mi sombra... Siempre que yo quería
    el abanico de oro de su risa se abría,
    o su llanto sangraba una corriente más;

    alma que yo ondulaba, tal una cabellera
    derramada en mis manos... Flor del fuego y la cera,
    murió de una tristeza mía... Tan dúctil era,
    tan fiel, que a veces dudo si pudo ser jamás...