Los relicarios dulces

Hace tiempo, algún alma ya borrada fue mía. Se nutrió de mi sombra... Siempre que yo quería el abanico de oro de su risa se abría, o su llanto sangraba una corriente más; alma que yo ondulaba, tal una cabellera derramada en mis manos... Flor del fuego y la cera, murió de una tristeza mía... Tan dúctil era, tan fiel, que a veces dudo si pudo ser jamás...

Collection: 
1907

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