• Ya promediado el curso de mi vida,
    y cuando en lontananza
    se hunde el pálido sol de la esperanza,
    hacia la edad perdida
    pláceme sólo que la mente vuelva,
    cual vuelve el ave en el otoño al nido
    que dejó, ingrata, en la africana selva.

    Ella vuelve...yo no. Patria distante,
    con la que siempre enternecido sueño,
    como guarda el amante
    la...

  • Vedla ya allí: cual punto diamantino
    brilló en la enhiesta cumbre
    del pardo monte, y su fulgor divino
    esparce en torno soñolienta lumbre.
    A su temblante rayo cristalino
    estremecido el viento se dilata;
    la húmeda sombra se recoge en pliegues
    al hondo valle, y su raudal de plata
    mueve bullendo el plácido arroyuelo;
    tiende la brisa de la noche...

  • Cuenta una vieja fábula que, cuando el Señor quiso
    poblar de humanos seres el nuevo Paraíso,
    aún virgen de dolor,
    puso en las manos trémulas de la primera esposa
    el capullo entreabierto de la primera rosa,
    símbolo del amor.

    Joya por los celestes artífices labrada,
    y para la que dieron sus luces la alborada,
    su blanca espuma el mar,
    los...

  • Cuando la tierra toda
    creó en un día el Hacedor Supremo,
    como traje de boda,
    la coronó de flores
    de un extremo del mundo al otro extremo;
    y cuando en el pecado
    cayó el hombre, llorando sus angustias,
    sobre el tallo delgado
    doblando todas sus corolas mustias.

    De entonces que en su frente
    brillan las gotas de agua transparente,
    ...

  • Ríe, mi dulce bien: Dios en tu risa
    puso el trino del ave,
    los lánguidos murmullos de la brisa,
    la nota triste y grave
    del mar que muere en arenal desierto,
    la música süave
    de lejano concierto,
    y el rumor de la gota transparente
    que, en el cristal de la tranquila fuente,
    derrama en lluvia el surtidor del huerto.

    Mírame, dulce bien:...

  • Desde el antiguo hogar, donde corrieron,
    para nunca volver, los dulces años
    de nuestra infancia, donde eterno vive
    vuestro recuerdo, hermanas, arrasados
    en lágrimas mis ojos, os escribo
    palabras, ¡ay! que escucharéis con llanto.

    ¡Todo subsiste como entonces!... Penden
    aún de la alta pared los viejos cuadros
    de los Santos Doctores, cuyas negras...

  • Ella, la que acompaña
    siempre mi soledad, subió conmigo
    una tarde de abril a la montaña,
    y, junto al bosque amigo
    de los antiguos robles corpulentos,
    entrambos sin testigo,
    con débiles acentos,
    dimos nuestros coloquios a los vientos.

    YO
    ¡Cómo al cálido beso
    del sol, la tierra toda estremecida
    palpita y siente el corazón opreso...

  • «Quien coja audaz el fruto de la ciencia
    perderá el Paraíso.»
    Tal fue del cielo eterna la sentencia.
    ¡Ay!, ¡infeliz de aquel a quien consume
    la llama de su genio! ¡Ay de quien quiso
    ceñir laurel amargo y sin perfume!
    Que hoy no evita la frente que lo lleva,
    cual otro tiempo, el rayo; hoy es la fama
    un crimen: ¡ay del que a su altar se atreva!...


  • Eras alegre, bella y discreta;
    y cuantas veces en los salones
    aparecías,
    linda y coqueta,
    ¿Quién sabe, niña, los corazones
    que tú rendías?

    Cuando, perdidos entre las olas
    del baile inquieto,
    yo me encontraba contigo a solas,
    con la apagada voz del secreto
    te repetía
    junto al oído
    tiernas palabras de poesía,...