• Mire usted, Asunción: aunque algún ángel
    metiéndose envidioso,
    conciba allá en el cielo el mal capricho
    de venir por la noche a hacerle el oso
    y en un acto glorioso
    llevársela de aquí, como le ha dicho
    no sé qué nigromante misterioso,
    no vaya usted, por Dios, a hacerle caso,
    ni a dar con el tal ángel un mal paso;
    estése usted dormida,...

  • Si supieras, niña ingrata,
    lo que mi pecho te adora;
    si supieras que me mata
    la pasión que por ti abrigo;
    tal vez, niña encantadora,
    no fueras tan cruel conmigo.

    Si supieras que del alma
    con tu desdén ha volado
    fugaz y triste la calma,
    y que te amo más mil veces,
    que las violetas al prado
    y que a los mares los peces;

    tal...

  • Ante el recuerdo bendito
    de aquella noche sagrada
    en que la patria aherrojada
    rompió al fin su esclavitud;
    ante la dulce memoria
    de aquella hora y de aquel día,
    yo siento que en el alma mía
    canta algo como un láud.

    Yo siento que brota en flores
    el huerto de mi ternura,
    que tiembla entre su espesura
    la estrofa de una canción;...

  • Después de que el destino
    me ha hundido en las congojas
    del árbol que se muere
    crujiendo de dolor,
    truncando una por una
    las flores y las hojas
    que al beso de los cielos
    brotaron de mi amor.

    Después de que mis ramas
    se han roto bajo el peso
    de tanta y tanta nieve
    cayendo sin cesar,
    y que mi ardiente savia
    se ha...

  • Pues que del destino en pos
    débil contra su cadena,
    frente al deber que lo ordena
    tengo que decirte adiós;

    Antes que mi boca se abra
    para dar paso a este acento,
    la voz de mi sentimiento
    quiere hablarte una palabra.

    Que muy bien pudiera ser
    que cuando de aquí me aleje,
    al decirte adiós, te deje
    para no volverte a ver.

    Y...

  • Para Angela Peralta

    Hubo una selva y un nido
    y en ese nido un jilguero
    que alegre y estremecido,
    tras de un ensueño querido
    cruzó por el mundo entero.

    Que de su paso en las huellas
    sembró sus notas mejores,
    y que recogió con ellas
    al ir por el cielo, estrellas,
    y al ir por el mundo; flores.

    Del nido y...

  • ¡Amar a una mujer, sentir su aliento,
    y escuchar a su lado
    lo dulce y armonioso de su acento;
    tener su boca a nuestra boca unida
    y su cuello en el nuestro reclinado,
    es el placer mas grato de la vida,
    el goce mas profundo
    que puede disfrutarse sobre el mundo!
    Porque el amor al hombre es tan preciso,
    como el agua a las flores,
    como el...

  • ¡Y bien! aquí estás ya... sobre la plancha
    donde el gran horizonte de la ciencia
    la extensión de sus límites ensancha.

    Aquí donde la rígida experiencia
    viene a dictar las leyes superiores
    a que está sometida la existencia.

    Aquí donde derrama sus fulgores
    ese astro a cuya luz desaparece
    la distinción de esclavos y señores.

    Aquí donde la...

  • I

    Medio oculta entre la selva
    como un nido entre las ramas,
    y medio hundido en el fondo
    tranquilo de una cañada,
    allá por aquellos tiempos
    hubo en Landín una casa
    que no por ser tan sencilla
    ni de un fecha tan larga,
    era menos pintoresca,
    ni tampoco menos blanca.
    Sombreaba su puerta un olmo
    de hojosas y verdes ramas,...

  • Esa noche, ardiendo el pueblo
    de animación y entusiasmo
    bajo el influjo sublime
    de tu genio soberano,
    todo era bravos y dianas,
    todo era vivas y aplausos,
    todo cariño en los ojos
    todo cariño en los labios,
    y todo flores, laureles,
    admiración y ... entretanto,
    allá muy lejos, muy lejos,
    sonando lento y pausado,
    se alzaba...