¡Feliz, Elpino, el que jamás conoce
otro cielo ni sol que el de su patria!
¡Ay, si ventura tal contar pudiera...!
Tú, empero, partes, y a la dulce patria
tornas... ¡Dado me fuera
tus pisadas seguir! ¡Oh! ¡cuán gozoso
tu triste amigo oyera
el ronco son...
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Desde el suelo fatal de su destierro
tu triste amigo, Emilia deliciosa,
te dirige su voz; su voz que un día
en los campos de Cuba florecientes
virtud, amor y plácida esperanza
cantó felice, de tu bello labio
mereciendo sonrisa aprobadora,
que satisfizo...
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Estrella de la tarde silenciosa,
luz apacible y pura
de esperanza y amor, salud te digo.
en el mar de Occidente ya reposa
la vasta frente el sol, y tú en la altura
del firmamento solitaria reinas.
ya la noche sombría
quiere tender en diamantado...
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Dulce hermosura, de los cielos hija,
don que los dioses a la tierra hicieron,
oye benigna de mi tierno labio
cántico puro.
La grata risa de tu linda boca
es muy más dulce que la miel hiblea:
tu rostro tiñe con clavel y rosas
cándido lirio.
Bien...
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Vuelve a mis brazos, deliciosa Lira,
en que de la beldad y los amores
el hechizo canté. Sobrado tiempo
de angustias y dolores
el eco flébil fuera
mi quebrantada voz. ¿Cómo pudiera
no calmar mi agonía
este brillante día
que a Lola vio nacer? ¡Cuán...
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Es media noche: vaporosa calma
y silencio profundo
el sueño vierte al fatigado mundo,
y yo velo por ti, mi dulce amante.
¡ En qué delicia el alma
enajena tu plácida memoria!
Único bien y gloria
Del corazón más fino y más constante,
¡Cuál te...
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¡Oh! Cuán puro y sereno
despunta el Sol en el dichoso día
que te miró nacer, ¡Esposa mía!
Heme de amor y de ventura lleno.
Puerto de las borrascas de mi vida,
objeto de mi amor y mi tesoro,
con qué afectuosa devoción te adoro,
¡y te consagro mi alma...
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Belleza de dolor, en quien pensaba
fijar mi corazón, y hallar ventura,
adiós te digo, ¡adiós! Cuando miraba
respirar en tu frente calma y pura
el ingenio candor, y en tu sonrisa
y en tus ojos afables
brillar la inteligencia y la ternura,
necio me aluciné...
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¡Qué! ¡De las ondas el hervor insano
Mece por fin mi lecho estremecido!
¡Otra vez en el Mar!... Dulce a mi oído
Es tu solemne música, Oceano.
¡Oh! ¡cuántas veces en ardientes sueños
Gozoso contemplaba
Tu ondulación, y de tu fresca brisa
El aliento...
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Tú que de nieve eterna coronado
Alzas sobre Anahuac la enorme frente,
Tú de la indiana gente
Temido en otro tiempo y venerado,
Gran Popocatepetl, oye benigno
El saludo humildoso
Que trémulo mi labio te dirige.
Escucha al joven, que de verte ansioso...
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