Ante una calle vil y escueta,
 al núcleo de una encrucijada,
 San Martín yergue su silueta
 torpe, blanquizca y desconchada.

  Como unas lenguas parlanchinas,
 rompen sus címbalos volteantes
 serenidades matutinas
 con carrillones atronantes.

...

 La cúpula del Escorial, bajo el bautismo
del agresivo sol que irrita, ciega y daña,
es el caparazón de hipocondría y saña
de la inmensa tortuga del catolicismo.

 Tartamudea el esquilón en la espadaña...
Guarda el macizo templo que se agobia a sí mismo
el...

  A Schopenhauer, el huraño,
 le hizo un epitafio barroco
 en un cuento mordaz y extraño
 Maupassant, aprendiz de loco.

  Había muerto el profesor
 avinagrado y pesimista;
 guardaba su tez el livor
 de unos reflejos amatista;

  y en aquella...

  Besa la niebla de las madrugadas
        de mis balcones el cristal;
 solfea el reló cinco campanadas
       como un arpegio digital.

  ¡Silencio matinal! Nada me turbe
       salvo el ronco rodar de un coche
 o un alegre cantar de gallos de urbe...

Por la siena turbia de los mondos llanos,
sin gritos metálicos, sin voz de tambores,
van las cabalgatas de los soberanos
     Estados Mayores.

Los grises capotes, los cascos bruñidos,
las caras de vieja de los mariscales
gotosos o hepáticos que lanzan...

  Un frío domingo antipático
 vi un lijoso y doliente enjambre:
 en un paseo aristocrático
 una manifestación de hambre.

  Fue en la Castellana elegante,
 jardín de modas y arrumacos,
 donde resuena extravagante
 la sandez de los currutacos.

  ...

 Eres bella y elegante
y tu alma extravagante
en amar no se marchita;
gozas la dicha completa.
Dios no te hizo tan coqueta
al hacerte tan bonita.

 Brotan lujuriosas luces
de tus ojos andaluces
y de tu pelo africano,
y eres como una musmé...

  Nietzsche, tu jerigonza parabólica
 briosa flagelaba al mundo estulto;
 de tu boca de morsa melancólica
 fluían las centellas del insulto.

  La vida es triste. Es un festín de heces.
 Torpes cerebros sucios y rastreros
 y en una apoteosis de sandeces...

Este noble deleite de sudar y esforzarme
para luego morir, sin querer recompensa...
Ebrio de dinamismo, no me disperso nunca.
      Mi vida es simple y lineal.
 
He donado mis tierras; he quemado mis ropas.
Con mi mandil de cuero, en mi gruta, en mi fragua...

 Tiene su pelo raros destellos
cuando de noche sueña en los bancos;
es la que tiene los ojos bellos;
es la que tiene los dientes blancos.

 Es juglaresa de las aldeas;
sus danzas cínicas son turbadoras;
tiene el encanto de las napeas
cuando el sol bruñe...