• Solía escribir con su dedo grande en el aire:
    «¡Viban los compañeros! Pedro Rojas»,
    de Miranda de Ebro, padre y hombre,
    marido y hombre, ferroviario y hombre,
    padre y más hombre. Pedro y sus dos muertes.

    Papel de viento, lo han matado: ¡pasa!
    Pluma de carne, lo han matado: ¡pasa!
    ¡Abisa a todos compañeros pronto!

    Palo en el que han colgado su...

  • La sombra es un pedazo que se aleja
    Camino de otras playas

    En mi memoria un ruiseñor se queja
    Ruiseñor de las batallas
    Que canta sobre todas las balas

    Hasta cuando sangrarán la vida

    La misma luna herida
    No tiene sino una ala
    El corazón hizo su nido
    En medio del vacío

    Sin embargo
    Al borde del mundo florecen las encinas
    ...

  • Montado en una constelación,
    así, pareces el antropoide
    cabe un pingo de mar.
    No un jinete
    sino el camalote
    que enciende la farola de una flor
    sobre el aceite móvil.

    Poeta: el soneto
    es un féretro.
    El olor del muerto
    anda en torno nuestro,
    contagioso, infecto.

    Yo pagaré el entierro
    y hasta cien gimoteros,
    ...

  • ¡De nuevo son las rosas de Octubre, Otoño mío...!
    Han escondido el sol en una cueva obscura...
    y los pálidos dedos del inmortal Hastío
    estrujan –rosa seca– mi pasada ventura.

    ¡Lacerante recuerdo de la extinta dulzura
    que torna vanamente al corazón vacío...!
    Perdimos el sendero y la noche perdura
    –¡la noche!– y aún no brilla tu luminar, ¡Dios mío!...

  • Soneto final

    Por desplumar arcángeles glaciales,
    la nevada lilial de esbeltos dientes
    es condenada al llanto de las fuentes
    y al desconsuelo de los manantiales.

    Por difundir su alma en los metales,
    por dar el fuego al hierro sus orientes,
    al dolor de los yunques inclementes
    lo arrastran los herreros torrenciales.

    Al doloroso trato...

  • Tu vida es un gran río, va caudalosamente,
    A su orilla, invisible, yo broto dulcemente.
    Soy esa flor perdida entre juncos y achiras
    Que piadoso alimentas, pero acaso ni miras.

    Cuando creces me arrastras y me muero en tu seno,
    Cuando secas me muero poco a poco en el cieno;
    Pero de nuevo vuelvo a brotar dulcemente
    Cuando en los días bellos vas...

  • Pálida, en la penumbra de un fugitivo ensueño,
    igual que un lirio triste al claror de la luna,
    te miré en una noche, desnudando el sedeño
    ropaje coronado por tu melena bruna.
    Me acerqué... Desflorando mi boca tu risueño
    pudor (¡oh, primavera!), te quise y fuiste mía.
    Tus esquivas caricias son sólo un loco sueño
    que ahuyenta lo brumoso de mi melancolía...

  • PROEMIO

    Yo que sólo canté de la exquisita
    partitura del íntimo decoro,
    alzo hoy la voz a la mitad del foro
    a la manera del tenor que imita
    la gutural modulación del bajo,
    para cortar a la epopeya un gajo.

    Navegaré por las olas civiles
    con remos que no pesan, porque van
    como los brazos del correo Chuan
    que remaba la...

  • Mayo de 1919

    Mi corazón reposa junto a la fuente fría.

    (Llénala con tus hilos,
    Araña del olvido.)

    El agua de la fuente su canción le decía.

    (Llénala con tus hilos,
    Araña del olvido.)

    Mi corazón despierto sus amores decía.

    (Araña del silencio,
    Téjele tu...

  •     Inmóvil duerme el agua del estanque aceituna
    bajo las melodiosas cúpulas florecidas,
    y, como Ofelia en Hamlet, va el cuerpo de la luna,
    inerte, sobre el lecho de las ondas dormidas...

         Las dos... soñando en Ella, por la avenida voy...
    mis brazos la presienten y mi labio la nombra...
    ¡Inútil idealismo! ¡si únicamente soy
    una sombra que busca...