• Oye la historia que contome un día
    el viejo enterrador de la comarca:
    Era un amante a quien por suerte impía,
    su dulce bien le arrebató la Parca.

    Todas las noches iba al cementerio
    a visitar la tumba de la hermosa;
    la gente murmuraba con misterio:
    Es un muerto escapado de la fosa.

    En una horrible noche hizo pedazos
    el mármol de la tumba...

  • Oye: cuando en las sombras del vacío,
    en la noche, a lo lejos, oigo un canto;
    algún canto de amor, a veces mío,
    de esos que ha tiempos escribí con llanto,

    mi memoria despiértase y se aclara;
    y al sentir que resurge mi tristeza,
    por los áridos surcos de mi cara
    el viejo lloro a resbalar empieza.

    Y es porque mi recuerdo ávido evoca
    tus...

  • Azul... azul... azul estaba el cielo.
    El hálito quemaste del estío
    comenzaba a dorar el terciopelo
    del prado, en donde se remansa el río.

    A lo lejos, el humo de un bohío,
    tal de una novia el intocado velo,
    se alza hasta perderse en el vacío
    con un ondulante y silencioso vuelo.

    De pronto me dijiste: -El amor mío
    es puro y blando, así como...

  • No hay miedo en sombra para el hombre fuerte
    que ve, sin pestañar, el precipicio;
    que conoce las úlceras del vicio
    y no tiembla jamás… ni ante la muerte!

    Para el que al cabo de la vida, advierte
    la sinrazón de todo sacrificio;
    para el que nunca halló nada propicio
    y fue siempre vejamen de la suerte.

    ¡Ah… qué puede temer el que por huellas...

  • Dos puñales agudos
    templados al fuego,
    yo quisiera clavarte en los ojos,
    azules y grandes rincones de cielo;
    sacar los puñales
    después, los terribles puñales de acero,
    ver en tus cuencas vacías y oscuras
    resbalar dos raudales sangrientos…
    Y ver los abismos
    helados y negros,
    que a través del cristal de esos ojos
    (extintos a...

  • Cuando a la media noche me despierta
    el medroso aullido
    de mi perro que, acaso mal dormido
    en el umbral oscuro de mi puerta,
    de los trasnochadores el rüido
    oye en la calle lóbrega y desierta,
    o El alerta
    del gallo
    que en las hondas tinieblas sumergido
    cela, ampara y vigila su serrallo,
    me incorporo en el lecho,
    me...

  • Yo vivo encadenado a tu hermosura,
    lo mismo que a su roca, Prometeo,
    sin poder quebrantar la ligadura
    que me une a ti… por más que forcejeo!

    De qué delito bárbaro fui reo,
    para tener que soportar tan dura
    y a la vez dulce pena?, mi deseo
    es un placer que llega a la tortura!

    Me atraes como abismo luminoso:
    Lucho, por arrancarme de tu lado...

  • Va cayendo, cayendo en el abismo
    de la noche sin fin, el ángel reo;
    del espacio profundo en el mutismo
    se escucha su satánico aleteo.

    Nada detiene al trágico querube
    en su descenso del eterno día;
    nada!... nada!... ni un astro, ni una nube!
    ¡Sola siempre la bóveda vacía!

    Los siglos, al pasar, y los milenos
    secaron en su mente el fuego...

  • Siempre aturdido entre el tumulto ignaro
    voy con mi carga de dolor a cuestas,
    olas salvando y empinadas crestas
    en tierra, sin bordón, y en mar sin faro.

    Aquí y en todas partes sin amparo,
    con los labios repletos de protestas,
    tras horas desoladas y funestas,
    a bajar la pendiente me preparo.

    Ruinas no más, desolación y luto
    dejo en mi...

  • Nunca mayor quietud se vio en la muerte;
    ni frío más glacial que el de esa mano
    que tú alargaste al expirar en vano!
    y que cayó en las sábanas, inerte!

    ¡Ah… yo no estaba allí! Mi aciaga suerte,
    no quiso que en el trance soberano,
    cuando tú entrabas en el hondo arcano,
    yo pudiera estrecharte… y retenerte!

    Al llegar, me atrajeron tus despojos;...