• La vista de tus ojos brilladores
    El alma, Anarda esquiva, considera
    Del fuego abrasador mejor esfera,
    Dos hermosos epítomes de ardores.

    Tu corazón, Anarda, en los rigores,
    Que a un pecho amante esquivamente altera,
    Todo hielo en desdenes se pondera,
    Todo nieve se copia en disfavores.

    En graves penas, en tristezas sumas
    Ningún sosiego de...

  • Hirió blandamente el aire
    Con su dulce voz Narcisa,
    Y él le repitió los ecos
    Por boca de las heridas.

    De los celestiales Ejes
    El rápido curso fija,
    Y en los Elementos cesa
    la discordia nunca unida.

    Al dulce imán de su voz
    Quisieran, por asistirla,
    Firmamento ser el Móvil,
    El Sol ser estrella fija.

    Tan bella,...

  • Llorando el bello Adonis Citerea
    Entre el muerto coral, que llora tanto,
    El prado reverdece con el llanto,
    El prado con la sangre purpurea.

    Admira en su dolor la luz Febea,
    Si no la encubre el tenebroso manto,
    Pues vino al día con funesto espanto
    De la muerte infeliz la noche fea.

    Mas un remedio su tormento quiere,
    Que es convertirlo en...

  • Lo azul mi bien vestía,
    Como quien a los ojos publicaba
    Que quien Cielo se veía;
    Como Cielo se ornaba;
    Pero dando lo azul celosa pena,
    Al infierno de celos me condena,
    De suerte que lo azul a mi amor tierno
    En ella fue de Cielo, en mí de infierno.

  • Ahora, señor, ahora
    que ya este humano edificio
    en el polvo de su fin
    se reduce a su principio;
    ahora que descompuesto
    este vital artificio
    que un suspiro gobernó,
    le va faltando un suspiro;
    ahora que a mis alientos
    está el número cumplido,
    pues sin esperanza de otro,
    respiro este que respiro;
    ahora que rebelados
    mis...

  • Los brazos de Damón y Galatea
    nueva Troya, torciéndose, formaban
    (que yo lo vi, viniendo de la aldea);
    sus bocas se abrazaban
    y las lenguas trocaban.
    En besos a las tórtolas vencían;
    las palabras y aliento se bebían
    y en suspiros las almas retozaban.
    Mas él, estremeciéndose, decía:
    “¡Ay, muero, vida mía!”
    Y ella, vueltos los ojos, le...

  • Yo, que nunca sé callar,
    Y sólo tengo por mengua
    No vaciarme por la lengua
    Y el morirme por hablar,
    A todos quiero contar
    Cierto secreto que oí,
    Mas no ha de salir de aquí.

    Mediquillo se consiente
    Que al que enferma y va a curallo,
    Yendo a mula, va a caballo,
    Y por la posta el doliente.
    Y viéndole tan valiente,
    Llámanle...

  • De la más fragante rosa
    Nació la abeja más bella,
    A quien el limpio rocío
    Dio purísima materia.

    Nace, pues, y apenas nace,
    Cuando en la misma moneda,
    Lo que en perlas recibió
    Empieza a pagar en perlas.

    Que llora el alba, no es mucho
    Que es costumbre en su belleza;
    Mas ¿quién hay que no se admire
    De que el sol...

  • No canto hazañas de Mavorte impío,
    Canto victorias de Cupido airado,
    Cuando en la guerra atroz de mi cuidado
    Cautivó dulcemente mi albedrío.

    A pesar de envidioso desvarío
    Pretende ser mi amor eternizado
    Por divina virtud de un bello agrado,
    Que reverente adora el pecho mío.

    Si en ansia ardiente al corazón encalma
    El fuego amante de un...

  • No es tan contrario el ocio del cuidado,
    Del vicio descortés el caballero,
    Del vasallo fiel el lisonjero,
    Del discreto saber el rico estado,

    Del Monarca perfecto el rostro airado,
    Del noble corazón el odio fiero,
    Del engañoso vil el verdadero,
    La dicha alegre del hermoso agrado:

    No es tan contraria, no, la hipocresía
    De la virtud desnuda...