Desciende, del sagrado
monte, Calíope santa, y las loores
de Batilo me inspira; dí cuál fuera
de los brazos de Baco y los amores
por Temis arrancado;
cuál la Diosa severa
blandir le enseña la amenazadora
espada del delito vengadora.

...

¡Oh dulce Lanz! Mi juventud lozana
ya para siempre huyó, cual agostada
rosa, que brilla sólo una mañana.

Cerca está ya de mí la fatigada
corva vejez, de muerte precursora,
de achaques y quebrantos rodeada.

¿Dó estás, oh juventud? ¿Dónde está...

 Un día, si no fuera siempre huyendo,
 me sentaré en tu tumba con agudo
 dolor, ¡oh hermano de mi amor!, gimiendo
 que tan joven hallaras fin tan crudo.

 Sola hoy la Madre, lágrimas vertiendo,
 habla de mí con tu cadáver mudo;
 mas yo ambos brazos vanamente...

Poet: Ugo Foscolo

Un payo a confesarse a Madrid vino

por ver si un reverendo capuchino,

que de gran santidad fama tenía,

de sus grandes pecados le absolvía.

Dirigióse al convento

de este varón sagrado

y le halló en el asiento

de su confesonario, rellanado,

...

Yo, aquel que la Academia no ha premiado,
ni de Bouillón el bárbaro diarista,
ni el bonazo Guarinos ha elogiado;

cuando me pica soy también coplista,
y enhilo a millaradas consonantes,
cual pudiera el más diestro repentista.

Que del seco...

A vosotros, oh ingenios peregrinos,
que allá, del Tormes en la verde orilla,
destinados de Apolo, honráis la cuna
de las hispáneas musas renacientes;
a ti, oh dulce Batilo, y a vosotros,
sabio Delio y Liseno, digna gloria
y ornamento del pueblo salmantino;...

Poet: Jovellanos

¡Con qué alegres cantares,
oh ruiseñor, celebras
tu dicha y de tu amada
el tierno afán recreas!

Ella del blando nido
te responde halagüeña
con pïadas süaves
y se angustia si cesas.

Las otras aves callan;
y el eco tus querellas...

Qué linda cara que tienes,
válgate Dios por muchacha,
que site miro, me rindes
y si me miras, me matas.

Esos tus hermosos ojos
son en ti, divina ingrata,
harpones cuando los flechas,
puñales cuando los clavas.

Esa tu boca traviesa,
brinda...

¡Oh, cómo en tus cristales,
fuentecilla risueña,
mi espíritu se goza,
mis ojos se embelesan!

Tú de corriente pura,
tú de inexhausta vena,
transparente te lanzas
de entre esa ruda peña,

do a tus linfas fugaces
salida hallando estrecha...

Ojos cuyas niñas bellas
esmaltan mil arreboles,
muchos sois para ser soles,
pocos para ser estrellas.

No sois sol, aunque abrasáis
al que por veros se encumbra,
que el sol todo el mundo alumbra
y vosotros le cegáis.

No estrellas, aunque serena...