Por eso

Porque eres buena, inocente
como un sueño de doncella,
porque eres cándida y bella
como un nectario naciente.

Porque en tus ojos asoma
con un dulcísimo encanto,
todo lo hermoso y lo santo
del alma de una paloma.

Porque eres toda una esencia
de castidad y consuelo,
porque tu alma es todo un cielo
de ternura y de inocencia.

Porque al sol de tus virtudes
se mira en ti realizado
el ideal vago y soñado
de todas las juventudes;

por eso, niña hechicera,
te adoro en mi loco exceso;
por eso te amo, y por eso
te he dado mi vida entera.

Por eso a tu luz se inspira
la fe de mi amor sublime;
¡por eso solloza y gime
como un corazón mi lira!

Por eso cuando te evoca
mi afán en tus embelesos,
siento que un mundo de besos
palpita sobre mi boca.

Y por eso entre la calma
de mi existencia sombría,
mi amor no anhela más día
que el que una mi alma con tu alma.

Collection: 
1869

More from Poet

  • Goza, goza, niña pura,
    mientras en la infancia estás;
    goza, goza esa ventura
    que dura lo que una rosa.
    -Qué, ¿tan poco es lo que dura?
    -Ya verás niña graciosa,
    ya verás.

    Hoy es un vergel risueño
    la senda por donde vas;
    pero mañana, mi dueño...

  • Era muy niña María,
    todavía,
    cuando me dijo una vez:
    -Oye, ¿por qué se sonríen
    las flores tan dulcemente,
    cuando las besa el ambiente
    sobre su aromada tez?
    -Ya lo sabrás mas delante
    niña amante,
    le contesté yo, y una mañana,
    la niña...

  • ¡Entrad!... en mi aposento
    donde sólo se ven sombras,
    está una mujer muriendo
    entre insufribles congojas...
    Y a su cabecera tristes
    dos niñas bellas que lloran,
    y que entrelazan sus manos
    y que gimen y sollozan.
    Y la infeliz ya no mira
    ni...

  • A Ch....

    ¿Quieres oir un sueño?...
    Pues anoche
    ví la brisa fugaz de la espesura
    que al rozar con el broche
    de un lirio que se alzaba en la pradera
    grabó sobre él un "beso",
    perdiéndose después rauda y ligera
    de la enramada entre el follaje espeso...

  • ¡Sin lágrimas, sin quejas,
    sin decirlas adiós, sin un sollozo!
    cumplamos hasta lo último. . . la suerte
    nos trajo aquí con el objeto mismo,
    los dos venimos a enterrar el alma
    bajo la losa del escepticismo.
    Sin lágrimas... las lágrimas no pueden
    devolver...