Nunca osara, Señor, la Musa mía
Al eco unir del general aplauso
Los ecos de un aliento que se apaga
Por la desgracia y por la edad cansado.
Ved cómo yace envuelta en largo olvido
Mi inútil lira: trémula la mano
Va sus cuerdas a herir, y a hallar no acierta
Su antigua resonancia y su entusiasmo.
Otra fuerza, otra voz, otra armonía
Pide...